Oración de enero 2024: rezamos por la PAZ
Introducción
Como Familia Hospitalaria queremos comenzar este nuevo año dando vida a nuestros espacios conjuntos de oración. Con él, se nos brinda una oportunidad para seguir cuidando nuestro encuentro personal y comunitario con el Señor.
Cada mes oraremos por una realidad diferente, acompañados de nuestros fundadores y pidiendo al mismo tiempo, al Dueño de la mies, que envíe operarios a trabajar a su viña.
En esta ocasión rezaremos por la paz, esa paz tan necesaria para nuestro mundo que sufre violencia y está falto de amor. Paz también para nuestros ambientes cotidianos, que nos permitan vivir nuestra fe con mayor armonía y serenidad.
Invocamos al Espíritu Santo:
Todo
Hakuna
Padre pon tu Espíritu sobre mí,
aquí estoy, aquí me tienes.
Gracias por la vida,
Que la viva siendo todo yo
Que la viva siendo todo yo.
Todo libre, todo entregado,
todo Tú, todo dado,
todo alegre, todo amante,
todo amado, todo arrodillado,
todo hijo, todo hermano,
todo padre, todo disfrutón,
todo mariano, todos por todos,
que viva todo, con toda el alma.
Salmo 72
Antífona: Quien quiera ser grande, quien quiera ser el primero sea el esclavo de todos, sea el más pequeño.
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.
Dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad.
Baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.
En sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.
En su presencia se inclinen las tribus del desierto;
sus enemigos muerdan el polvo;
los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
póstrense ante él todos los reyes,
y sírvanle todos los pueblos.
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.
Que viva y le traigan el oro de Arabia,
recen por él continuamente
y lo bendigan todo el día.
Y habrá trigo abundante en los campos,
y ondeará en lo alto de los montes;
darán fruto como el Líbano,
y brotarán las espigas como hierba del campo.
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!
(Ecos del Salmo y Gloria)
Antífona: Quien quiera ser grande, quien quiera ser el primero sea el esclavo de todos, sea el más pequeño.
Lectura:
Ef 2, 13-22
Ahora, gracias al Mesías Jesús y en virtud de su sangre, los que un tiempo estabais lejos, estáis cerca. Él es nuestra paz, el que de dos hizo uno, derribando con su cuerpo el muro divisorio, la hostilidad; anulando la ley con sus preceptos y cláusulas, creando así en su persona, de dos una sola y nueva humanidad, haciendo las paces. Por medio de la cruz, dando muerte en su persona a la hostilidad, reconcilió a los dos con Dios, haciéndolos un solo cuerpo. Vino y anunció la paz a vosotros, los lejanos, la paz a los cercanos. Ambos con el mismo Espíritu y por medio de él tenemos acceso al Padre. De modo que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los consagrados y de la familia de Dios; edificados sobre el cimiento de los apóstoles, con el Mesías Jesús como piedra angular. Por él todo el edificio bien trabado crece hasta ser templo consagrado al Señor, por él vosotros entráis con los otros en la construcción para ser morada espiritual de Dios.
Sólo en Dios
(Ain Karem)
Sólo en Dios descansa mi alma
porque de Él viene mi salvación.
Sólo Él es mi roca y mi alcázar,
junto a Él no vacilaré.
¿Quién sostiene la esperanza?
¿Quién consuela el dolor?
¿A quién confiar la vida?
¿En quién poner el corazón?
Sólo en Dios descansa mi alma
porque de Él viene mi salvación.
Sólo Él es mi roca y mi alcázar,
junto a Él no vacilaré.
¿Quién acoge sin reservas?
¿Quién comparte su ración?
¿Quién acompaña la noche?
¿Quién se parte por amor?
Sólo en Dios descansa mi alma
porque de Él viene mi salvación.
Sólo Él es mi roca y mi alcázar,
junto a Él no vacilaré.
Peticiones
(Si se rezan en comunidad, se pueden ir leyendo espontáneamente en voz alta)
Ya que por Jesús hemos llegado a ser hijos del Dios de la paz, decimos unidos:
Padre Nuestro
Oración final
Señor, Dios de paz,
Danos tú la paz, enséñanos tú la paz, guíanos tú hacia la paz.
Abre nuestros ojos y nuestros corazones,
y danos la valentía para decir:
«¡Nunca más la guerra!»;
Infúndenos el valor de llevar a cabo gestos concretos para construir la paz.
Señor, Dios de Abraham y los Profetas,
Dios amor que nos has creado y nos llamas a vivir como hermanos,
danos la fuerza para ser cada día artesanos de la paz;
danos la capacidad de mirar con benevolencia
a todos los hermanos que encontramos en nuestro camino.
Haznos disponibles para escuchar el clamor de nuestros ciudadanos
que nos piden transformar nuestras armas en instrumentos de paz,
nuestros temores en confianza y nuestras tensiones en perdón.
Mantén encendida en nosotros la llama de la esperanza
para que finalmente triunfe el diálogo, la reconciliación y la paz.
Señor, desarma la lengua y las manos, renueva los corazones
para que la palabra que nos lleva al encuentro sea siempre «hermano»,
y el estilo de nuestra vida se convierta en paz.
Amén.
Testimonio:
Elena Iglesias
GRACIAS