Oración de febrero 2024: por las VIDAS QUE SE DAN
Introducción
Nos disponemos en este mes de febrero a orar con el eco de la pasada fiesta de la Presentación: Jornada Mundial de la Vida Consagrada.
“Vidas que se dan” es el lema de este mes y expresa el ejemplo de tantos hombres y mujeres que han dicho un sí generoso a la llamada del Señor, para entregar su vida en la senda de la hospitalidad.
Hacemos presente las “vidas que se dan” en: San Juan de Dios, San Benito Menni, María Josefa Recio, María Angustias Jiménez, y en tantas y tantos que, generación tras generación, han tenido en sus manos la llama de la hospitalidad sin que se apague, alimentando esa luz con su entrega, e iluminando a toda la humanidad con su caridad constante.
En este momento, delante del Señor, queremos orar con un corazón confiado, por aquellas personas que están siendo llamadas ahora por el Señor a seguirle en esta misma senda, para que les conceda el tener la misma disposición de María en su respuesta: “Aquí estoy Señor, hágase tu voluntad”.
Sé mi luz
Ain Karem
Sé mi luz, enciende mi noche.
Sé mi luz, enciende mi noche.
Sé mi luz, enciende mi noche,
mi noche, sé mi luz.
El camino sin ti es tan largo
y tu llanto acoge mi dolor.
Tu Palabra acalla mi miedo
y tu grito se expresa en mi canto.
Sé mi luz, enciende mi noche.
Sé mi luz, enciende mi noche.
Sé mi luz, enciende mi noche,
mi noche, sé mi luz.
Salmo 112 (111)
Antífona: “Qué dicha la nuestra ser favorecidos con tanta hermosa vocación de caridad” (S. Benito Menni)
Dichoso quien teme al Señor,
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
Ant: “Qué dicha la nuestra ser favorecidos con tanta hermosa vocación de caridad”
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad dura por siempre.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Ant: “Qué dicha la nuestra ser favorecidos con tanta hermosa vocación de caridad”
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
porque jamás vacilará.
El recuerdo del justo será perpetuo.
Ant: “Qué dicha la nuestra ser favorecidos con tanta hermosa vocación de caridad”
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.
Ant: “Qué dicha la nuestra ser favorecidos con tanta hermosa vocación de caridad”
Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad.
Ant: “Qué dicha la nuestra ser favorecidos con tanta hermosa vocación de caridad”
El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
Ant: “Qué dicha la nuestra ser favorecidos con tanta hermosa vocación de caridad”
Lectura:
Mt 5, 13-16
“Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos”.
Sois la sal
Luis Guitarra
Sois la sal,
que puede dar sabor a la vida.
Sois la luz,
que tiene que alumbrar,
llevar a Dios.
Sois la sal,
que puede dar sabor a la vida.
Sois la luz,
que tiene que alumbrar,
llevar a Dios.
Peticiones
(Si se rezan en comunidad, se pueden ir leyendo espontáneamente en voz alta)
Padre Nuestro
Oración final
Aquí estoy, Señor ¡hágase tu voluntad!
Se dice fácil, pero en las circunstancias concretas de la vida, no es tan sencillo y no siempre sabemos cuál es tu voluntad. Con tu gracia, nos abandonamos en tus brazos con absoluta confianza y te decimos: «No se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc 22,42). ¡Que se haga tu voluntad en mí, en nosotros!
Padre santo, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. ¡Que te bendigan, Señor, los que escuchan tus susurros, y se ponen en camino sin miedo a la noche fría o al calor! Que te bendigan, Señor, junto a los descartados de este mundo que apenas oyen tu voz, y recobran la esperanza de un «nosotros» fraterno.
Padre santo, como barro en tus manos, modela en cada uno de nosotros el deseo de servirte y anunciarte, de descubrir tu voluntad que nos recrea y transforma en vasijas nuevas, para reconfortar y humanizar, en tu Nombre, el mundo roto y convulso en el que vivimos y nos movemos. ¡Acrecienta en nosotros la pasión compartida, a la escucha de tu voz!
Te bendecimos, Señor, todos los que buscamos tu voluntad y ofrecemos nuestra pequeñez a tu servicio, al compromiso hospitalario de sanar las heridas producidas en el hombre durante el camino de la vida.
Que tu Espíritu nos transforme en signos de tu voluntad encarnada.
Aquí estoy, Señor, hágase tu voluntad.
Amen.
Testimonio:
Hna. Liliane
GRACIAS