Oración

Ven a mi Casa

Domingo 23 octubre 2022

Albergue Sta. mª de la paz

(Madrid, sanchinarro)

Levántate, Él te espera

junto a las personas sin hogar

Ven ahora (Somos Sión)

Ven ahora, Santo Espíritu,

ven y toma tu lugar.


Somos Sión, Tú eres Rey,

ven y úngenos Señor,

ven ahora, ven a mí.


Introducción

Levántate, Él te espera

junto a las personas sin hogar.


El lema es claro. No venimos a un voluntariado, tampoco a una visita explicativa, ni a una captación de fondos: el motivo principal de esta tarde es un encuentro.


El encuentro lo propician las personas, y en este caso se da gracias a que hemos decidido venir, y gracias a que hay alguien que nos quiere acoger en este lugar, en esta casa.


Probablemente, lo que llevamos de encuentro nos ha podido hacer reflexionar, enfadar, emocionar e interpelar.

Sin embargo, en este rato de oración queremos profundizar, desde la fe, en la verdad que mueve esta y tantas otras casas Hospitalarias: el otro es, nada más y nada menos, que Cristo.


Gracias a esta realidad, que vamos a ir descubriendo y degustando, nuestra mirada hacia las personas vulnerables, o con algún tipo de necesidad, se verá transformada, y quizás con ello, nuestra manera de relacionarnos con esta realidad.


Os invitamos a abrir el corazón y a escuchar, sentir y acoger aquello a lo que nos llama Dios hoy.

Salmo al Señor de la vida

Antífona: El amor no dice basta (bis)

Amor y más amor, que nunca dice basta (bis)

Señor de la Vida nos has dado el ejemplo,

nos enseñaste a amar hasta el extremo,

nos mostraste con tu vida

lo que es vivir para los demás.

Ayúdanos a vivir el mandamiento del amor,

siguiendo tus pasos, tus opciones,

tu estilo y forma de amar.


Amar como Jesús,

empezando por los más pobres,

por los excluidos del mundo,

por aquellos que a nadie le preocupan,

pero sí le importan, y mucho,

a nuestro verdadero Dios.


Amar como Jesús,

sintiendo compasión activa por el otro,

comprometiéndose con el dolor ajeno,

haciéndose próximo al que sufre y está abandonado,

viviendo la solidaridad concreta que nace de ver al otro como hermano.

Amar como Jesús,

con paciencia y pasión,

con coraje y valentía,

con gestos y actitudes,

de palabra y de obra,

con la vida y con la entrega.


Amar como Jesús,

recorriendo los caminos,

saliendo al encuentro,

dando el primer paso,

denunciando lo que está mal,

anunciando lo que Dios quiere (para todos), mostrando con los actos

el rostro del Dios de la Vida y la Justicia.


Amar como Jesús,

en la práctica concreta y real de cada día,

amando en el hoy y ahora,

amando a todos, a través del servicio,

la donación y la entrega de lo mejor de cada uno para el bien de los demás.

Antífona: El amor no dice basta (bis)

Amor y más amor, que nunca dice basta (bis)

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Salmo: me has liberado

Antífona: Ven, Amor de Dios, inunda mi alma. Ven a mí, con fuerza y poder. Ven, Amor de Dios.

Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey,

te bendeciré por siempre jamás.

Día tras día te bendeciré y te alabaré.

Eres grande, Señor. Incalculable es tu grandeza.

Eres grande, pues me has librado.


Yo también quiero alabar tus obras,

las hazañas que has hecho con nosotros.

Yo quiero contar tus maravillas.

Quiero narrar tus grandes proezas.

Tu inmensa bondad está en tus obras

y tus victorias cuentan la liberación de tu pueblo.

Eres grande, porque me has liberado.


Eres clemente y compasivo, paciente y misericordioso.

Eres bueno con todos, eres cariñoso con todas tus criaturas.

Has tenido compasión de mí y me has liberado.

Has tenido paciencia conmigo y me has liberado.


Que te den gracias todos los hombres,

que se alegre el corazón de los salvados.

Que proclamen las grandezas de tu Reino.

Tu reinado es un reinado para siempre.

Eres fiel en todas tus palabras, leal en todas tus acciones.

Eres grande, pues me has liberado.

Tú, Señor, sostienes a los que van a caer,

enderezas a los que ya se doblan.

Nuestros ojos te están aguardando

y tú nos das el pan de cada día.

Abres tú la mano y sacias de favores a todo viviente.

Eres grande, pues me has liberado.


Eres justo en todos tus caminos,

leal con todos los que te buscan;

Estás cerca, Señor, de los que te invocan,

de los que te llaman sinceramente.

Satisfaces los deseos de los que se abren a ti,

escuchas sus palabras y los salvas.

Tú guardas a los que te aman.

Guardas a los que te aman de todo corazón.


Oh Dios, Dios mío, yo quiero amarte de verdad,

con toda mi mente y con todas mis fuerzas,

con toda mi alma y con todo mi ser,

amarte sobre todas las cosas,

a ti, que eres mi Señor y mi Salvador.

A ti, que me has liberado.

Antífona: Ven, Amor de Dios, inunda mi alma. Ven a mí, con fuerza y poder. Ven, Amor de Dios.

Lectura Evangélica:

Mt 25, 31-40

Cuando el Hijo del Hombre llegue con majestad, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria y ante él comparecerán todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Colocará a las ovejas a su derecha y a las cabras a su izquierda. Entonces el rey dirá a los de la derecha: Venid, benditos de mi Padre, a heredar el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, era inmigrante y me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis, estaba enfermo y me visitasteis, estaba encarcelado y vinisteis a verme. Los justos le responderán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber, inmigrante y te recibimos, desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y fuimos a visitarte? El rey les contestará: Os aseguro que lo que hayáis hecho a uno solo de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis.


Jesus Walking Towards

(Meditamos la Palabra en silencio)

Gesto y compromiso

En este momento, dejamos un tiempo para que cada uno pueda coger un papel y, desde la experiencia vivida en esta tarde y lo escuchando en lo profundo de nuestro corazón, escribamos un compromiso concreto que responda a algún deseo que me haya surgido o que intuyo que puedo tener.


Quizás pasar más tiempo con mis abuelos, empezar un voluntariado, hablar con cariño a los que están en la calle, pasar más tiempo con el Señor, comprometerme más en la vida de mi parroquia...


Nos pondremos ante el Señor para rezarlo y ofrecerlo.

Qué bien se está cuando se está bien

Qué bien se está cuando se está bien,

Tú me lo has enseñado,

y tengo prisa en amarte,

¡qué bien se está contigo!


Amando, adorándote, Señor

riendo, sirviendo con amor,

consolado en mi interior


Arrodillado ante ti, ante el hermano,

ante Cristo disfrazado

del que sufre en soledad.


Arrodillado ante los pobres de las Calcutas de mi ciudad,

ante los pobres que visten a la moda, pobres de falsedad.

Arrodillado ante universitarios,

sedientos de amor.


Qué bien se está cuando se está bien,

Tú me lo has enseñado,

y tengo prisa en amarte,

¡qué bien se está contigo!

Quiero que me gustes más, Señor,

que me atraigas Tú,

que me seduzcas, que me enamores Tú.


Que resultes irresistible,

que seas mi único tesoro Tú,

el más bello de los hombres.


Arrodillado ante los pobres de las Calcutas de mi ciudad,

ante los pobres que visten a la moda, pobres de falsedad.

Arrodillado ante universitarios,

sedientos de amor.


Qué bien se está cuando se está bien,

Tú me lo has enseñado,

y tengo prisa en amarte,

¡qué bien se está contigo!


No olvidaré tus cinco palabras:

"A mí me lo hicisteis"

Gracias, porque puedo confiar

en Ti, Señor, mi Dios.


Padre Nuestro

Padre Nuestro, que estás en el cielo

y en cada una de las personas con las que más te identificas: los pobres y necesitados.


Santificado sea tu nombre,

que se refleja en la entrega y dedicación que mostramos a los más vulnerables y desfavorecidos.


Venga a nosotros tu reino,

donde el servicio humilde y nuestra propia entrega, sean reconocidos como expresiones de tu amor.


Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,

donde podamos responder con valentía y compasión a las necesidades de los que sufren.

Danos hoy nuestro pan de cada día,

para que podamos compartirlo con los que nos rodean, como signo de tu amor y generosidad.


Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden

y extendemos la mano a aquellos que sufren por cualquier necesidad.


No nos dejes caer en la tentación

de olvidamos de los pobres y los necesitados, de creernos superiores y no tratarlos con el respeto y la dignidad que merecen.


Y líbranos del mal,

especialmente el de la indiferencia y la falta de amor, que tanto alejan a los que nos rodean (y a nosotros mismos) de tu presencia y consuelo.


Amen.

Oración final

Señor, cuando tenga hambre,

dame alguien que necesite comida;

Cuando tenga sed,

dame alguien que precise agua;


Cuando sienta frío,

dame alguien que necesite calor.

Cuando sufra,

dame alguien que necesita consuelo;


Cuando mi cruz parezca pesada,

déjame compartir la cruz del otro;

Cuando me vea pobre,

pon a mi lado algún necesitado.


Cuando no tenga tiempo,

dame alguien que precise de mis minutos;

Cuando sufra humillación,

dame ocasión para elogiar a alguien;

Cuando esté desanimado,

dame alguien para darle nuevos ánimos.

Cuando quiera que los otros me comprendan,

dame alguien que necesite de mi comprensión;


Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí,

dame alguien a quien pueda atender;

Cuando piense en mí mismo,

vuelve mi atención hacia otra persona.


Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;

Dales, a través de nuestras manos,

no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.

Santa Teresa de Calcuta

GRACIAS

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