Oración
Ven a mi Casa
Domingo 21 enero 2024
Centro Santa María de la Paz (Madrid)
#sinhogarismo
Ven ahora (Somos Sión)
Ven ahora, Santo Espíritu,
ven y toma tu lugar.
Somos Sión, Tú eres Rey,
ven y úngenos Señor,
ven ahora, ven a mí.
Introducción
Hoy, escuchábamos en el evangelio del domingo la llamada de Jesús a algunos de sus discípulos. En este rato de adoración, vamos a abrirnos a la acción del Espíritu Santo para que, ante la presencia de Jesús, nosotros también nos lancemos a la aventura de seguirle en el modo concreto al que Él nos llamada a cada uno.
Nos acompañarán cantos, lecturas y reflexiones, que nos van a hablar de este modo tan especial en el que vive Jesús, y al que nos invita a imitar para encontrarnos con Él también a través de los otros.
Jesucristo Basta
Un Corazón
Nuestros corazones, insaciables son
Hasta que conocen a su Salvador
Tal y como somos nos amó
Hoy nos acercamos sin temor
Él es el agua que al beber
Nunca más tendremos sed
Jesucristo basta
Jesucristo basta
Mi castigo recibió
Y Su herencia me entregó
Jesucristo basta
Jesucristo basta
Fuimos alcanzados, por Su grande amor
con brazos abiertos nos recibe hoy
Tal y como somos nos amó
Hoy nos acercamos sin temor
Él es el agua que al beber
Nunca más tendremos sed
Jesucristo basta
Jesucristo basta
Mi castigo recibió
Y Su herencia me entregó
Jesucristo basta
Jesucristo basta
Ahora hay un futuro, y esperanza fiel
En Su amor confiamos, hay descanso en Él
Lectura bíblica:
Is 58, 3-12
«¿Para qué ayunar, si no haces caso; mortificarnos, si no te enteras?» En realidad, el día de ayuno hacéis vuestros negocios y apremiáis a vuestros servidores; ayunáis para querellas y litigios, y herís con furibundos puñetazos. No ayunéis de este modo, si queréis que se oiga vuestra voz en el cielo. ¿Es ese el ayuno que deseo en el día de la penitencia: inclinar la cabeza como un junco, acostarse sobre saco y ceniza? ¿A eso llamáis ayuno, día agradable al Señor? Este es el ayuno que yo quiero: soltar las cadenas injustas, desatar las correas del yugo, liberar a los oprimidos, quebrar todos los yugos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, cubrir a quien ves desnudo y no desentenderte de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora, | enseguida se curarán tus heridas, ante ti marchará la justicia, detrás de ti la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor y te responderá; pedirás ayuda y te dirá: «Aquí estoy». Cuando alejes de ti la opresión, el dedo acusador y la calumnia, cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies al alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el mediodía. El Señor te guiará siempre, hartará tu alma en tierra abrasada, dará vigor a tus huesos. Serás un huerto bien regado, un manantial de aguas que no engañan. Tu gente reconstruirá las ruinas antiguas, volverás a levantar los cimientos de otros tiempos; te llamarán «reparador de brechas», «restaurador de senderos», para hacer habitable el país.
Qué bien se está cuando se está bien
Haknuna
Qué bien se está cuando se está bien,
Tú me lo has enseñado,
y tengo prisa en amarte,
¡qué bien se está contigo!
Amando, adorándote, Señor
riendo, sirviendo con amor,
consolado en mi interior
Arrodillado ante ti, ante el hermano,
ante Cristo disfrazado
del que sufre en soledad.
Arrodillado ante los pobres de las Calcutas de mi ciudad,
ante los pobres que visten a la moda, pobres de falsedad.
Arrodillado ante universitarios,
sedientos de amor.
Qué bien se está cuando se está bien,
Tú me lo has enseñado,
y tengo prisa en amarte,
¡qué bien se está contigo!
Quiero que me gustes más, Señor,
que me atraigas Tú,
que me seduzcas, que me enamores Tú.
Que resultes irresistible,
que seas mi único tesoro Tú,
el más bello de los hombres.
Arrodillado ante los pobres de las Calcutas de mi ciudad,
ante los pobres que visten a la moda, pobres de falsedad.
Arrodillado ante universitarios,
sedientos de amor.
Qué bien se está cuando se está bien,
Tú me lo has enseñado,
y tengo prisa en amarte,
¡qué bien se está contigo!
No olvidaré tus cinco palabras:
"A mí me lo hicisteis"
Gracias, porque puedo confiar
en Ti, Señor, mi Dios.
Lectura Evangélica:
Lc 14, 1.12-26
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando. Y dijo al que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos». Uno de los comensales dijo a Jesús: «¡Bienaventurado el que coma en el reino de Dios!». Jesús le contestó: «Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los convidados: “Venid, que ya está preparado”. Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: “He comprado un campo y necesito ir a verlo. Dispénsame, por favor”. Otro dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor”. Otro dijo: “Me acabo de casar y, por ello, no puedo ir”. El criado volvió a contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa, indignado, dijo a su criado: “Sal aprisa a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”. El criado dijo: “Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio”. Entonces el señor dijo al criado: “Sal por los caminos y senderos, e insísteles hasta que entren y se llene mi casa. Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete”». Mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
(Meditamos la Palabra en silencio)
Reflexión
(Quien quiera, cierra los ojos y rezamos con las palabras del Papa Francisco)
Gesto y compromiso
En este momento, dejamos un tiempo para que cada uno pueda, desde la experiencia vivida en esta tarde y lo escuchando en lo profundo de nuestro corazón, pensar un compromiso concreto que responda a algún deseo que me haya surgido o que intuyo que puedo tener.
Quizás pasar más tiempo con mis abuelos, empezar un voluntariado, hablar con cariño a los que están en la calle, pasar más tiempo con el Señor, comprometerme más en la vida de mi parroquia...
Nos pondremos ante el Señor para rezarlo y ofrecerlo.
Escuchamos mientras “Tu modo” de Crsitóbal Fones
Siempre Imaginé
Haknuna
Siempre imaginé
la felicidad ligada al poder y a la comodidad.
Siempre imaginé
la felicidad ligada a mis sueños cumplidos.
No sabía que la felicidad era así
Miembro de un pueblo, tengo familia
Ciudadano del cielo y de estirpe elegida
De nación, piedra de iglesia, que habita en Jerusalén
Oreja del divino redil
A quien el pastor señala y susurra
Estos son mi padre y mis hermanos,
soy de tu familia
¡Qué bonita es tu Iglesia!
Siempre imaginé
la felicidad ligada al poder y a la comodidad
Siempre imaginé
la felicidad ligada a mis sueños cumplidos
No sabía que la felicidad está aquí
Aquí y no allí, ahora y no mañana
En lo que hago y no en lo que queda por hacer
Dentro de mí el sabe que me amas
Serte fiel y no, entender o poseer
Aquí la noche está como el día
Lugar desde el que me miras y me susurras
Cuánto te he esperado, soy de tu familia
¡Qué bonita es tu Iglesia!
Riéndome de mi autosuficiencia
Contigo pan blanco que me susurras
Sed uno como el Padre y yo
Porque soy de tu familia
Que bonita es
Estos son mi madre y mis hermanos, soy de tu familia
¡Qué bonita es tu Iglesia!
Oración del joven hospitalario
Señor de la Hospitalidad,
Tú, que escoges mi pequeñez para acoger tu grandeza,
Tú que te haces presente en lo pequeño y en lo sencillo,
y cada día me invitas a seguirte.
Mira nuestro mundo herido
Hay sufrimiento en tantos lugares
y, sobre todo, en tantos corazones.
En tantos pobres y enfermos,
en quien se siente solo o se siente triste,
en quien no tiene libertad o vive con miedo.
Aquí me tienes, Señor,
Dame entrañas de misericordia
frente toda miseria humana,
para llevar tu Reino a las periferias del mundo.
Dame tu luz, para saber acoger la fragilidad y la belleza de la vida,
y ayúdame a mirar a mis hermanos como Tú los miras.
Te lo pedimos
por intercesión de tantos testigos de la Hospitalidad,
que han hecho posible sembrar el Evangelio en el mundo,
y que han vivido la vida con pasión y generosidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Tuyas son
Luispo
La bendición y la gloria
La sabiduría
La acción de gracias y el poder
La honra y toda fortaleza
Tuyas son, bendito Dios
Tuyas son, bendito Dios
Para siempre
Amén, Amén
La bendición y la gloria
La sabiduría
La acción de gracias y el poder
La honra y toda fortaleza
Tuyas son, bendito Dios
Tuyas son, bendito Dios
Para siempre
Amén, Amén
Tuyas son, bendito Dios
Tuyas son, bendito Dios
Para siempre
Amén, Amén
GRACIAS