Javierada
2024
del 15 al 17 de marzo
“Corazones en camino”
LAUDES:
SÁBADO 16 marzo
V/. Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno
¡AVE MARÍA!, ¡AVE! (BIS)
Madre de la espera y mujer de la esperanza
Ora pro nobis
Madre de sonrisa y mujer de los silencios Ora pro nobis
Madre de frontera y mujer apasionada Ora pro nobis
Madre del descanso y mujer de los caminos
Ora pro nobis
Madre del respiro y mujer de los desiertos
Ora pro nobis
Madre del ocaso y mujer de los recuerdos
Ora pro nobis
Madre del presente y mujer de los retornos
Ora pro nobis
Madre del amor y mujer de la ternura
Ora pro nobis
Salmodia
Salmo 91: Alabanza del Dios creador
Ant: Es bueno tocar para tu nombre, oh Altísimo, y proclamar por la mañana tu misericordia.
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes,
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos despreciarán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota
El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Es bueno tocar para tu nombre, oh Altísimo, y proclamar por la mañana tu misericordia.
Ezequiel 36, 24-28: Dios renovará a su pueblo
Ant: Os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo.
Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países
y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi puebl
y yo seré vuestro Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo.
Salmo 8: Las maravillas de la creación.
Ant: De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado tu alabanza.
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre,
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.
Lectura bíblica:
Is 1,16-18
Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones, cesad de obrar el mal, aprended a obrar el bien; buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido; defended al huérfano, proteged a la viuda. Entonces venid y litigaremos - dice el Señor-. Aunque vuestros pecados fuesen como púrpura, blanquearán como nieve; aunque sean rojos como escarlata, quedarán como lana.
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con sus plumas.
R. De la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Él me librará de la red del cazador.
Cántico evangélico
Ant: Jamás ha hablado nadie como ese hombre.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Jamás ha hablado nadie como ese hombre.
Preces
V/. Demos gracias, siempre y en todo lugar, a Cristo, nuestro Salvador, y supliquémosle, diciendo:
R/. Kyrie, eleisson
Como hijos que somos de Dios, dirijámonos a nuestro Padre con la oración que Cristo nos enseñó:
Padre Nuestro
Oración final
Que tu amor y tu misericordia dirijan nuestros nuestros corazones, Señor, ya que sin tu ayuda no podemos complacerte. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Oración Sangüesa:
SÁBADO 16 marzo
Introducción
“Corazones en camino” es el lema con el que miles de personas caminamos hoy en peregrinación al lugar que vio nacer al patrono de las misiones: San Francisco Javier.
Es un mismo espíritu el que nos mueve, y os queremos invitar a poner esto, el corazón en juego, en camino.
Que hoy no sólo andemos utilizando nuestros pies, sino que nuestro corazón, todo lo que somos, lo pongamos en contacto con la realidad que nos rodea: con la belleza que encontraremos, con el calor, dolor o sufrimiento que quizás experimentaremos, con la necesidad de descansar, tanto el cuerpo en la sombra, como el alma en una sencilla oración o en buena confesión.
Aprovecha este tiempo de gracia, para pedirle al Espíritu que, así como encendió el corazón de San Francisco Javier, haciéndole llegar a lugares insospechados, encienda en nosotros ese fuego de su amor, y nos ayude a descubrir dónde y cómo estamos llamados a dar la vida, y a poner pronto, nuestros corazones en camino.
Ven ahora (Somos Sión)
Ven ahora, Santo Espíritu,
ven y toma tu lugar.
Somos Sión, Tú eres Rey,
ven y úngenos Señor,
ven ahora, ven a mí.
Lectura Evangélica:
Jn 7, 40-53
En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían:
«Este es de verdad el profeta».
Otros decían:
«Este es el Mesías».
Pero otros decían:
«¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?».
Y así surgió entre la gente una discordia por su causa.
Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima.
Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron:
«¿Por qué no lo habéis traído?».
Los guardias respondieron:
«Jamás ha hablado nadie como ese hombre».
Los fariseos les replicaron:
«¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la ley son unos malditos».
Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo:
«¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?».
Ellos le replicaron:
«¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas».
Y se volvieron cada uno a su casa.
Siempre Imaginé
Hankuna
Siempre imaginé la felicidad ligada al poder y a la comodidad
Siempre imaginé la felicidad ligada a mis sueños cumplidos
No sabía que la felicidad era así:
Miembro de un pueblo, tengo familia ciudadano del cielo y de estirpe elegida de nación, piedra de iglesia, que habita en Jerusalén
Oveja del divino redil a quien el pastor señala y susurra
estos son mi madre y mis hermanos, soy de tu familia
qué bonita es tu Iglesia
Siempre imaginé la felicidad ligada al poder y a la comodidad
Siempre imaginé la felicidad ligada a mis sueños cumplidos
No sabía que la felicidad está aquí:
aquí y no allí, ahora y no mañana
en lo que hago y no en lo que queda por hacer
dentro de mí en saber que me amas serte fiel y no entender o poseer
aquí la noche está como el día
lugar desde el que me miras y me susurras
cuánto te he esperado,
soy de tu familia qué bonita es
tu Iglesia
Riéndome de mi autosuficiencia contigo pan blanco que me susurras
sed uno como el Padre y yo porque soy de tu familia
qué bonita es
Estos son mi madre y mis hermanos, soy de tu familia
Qué bonita es, tu Iglesia
Oración final
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la fe.
Que allá donde hay desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.
Oh, Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar, ser comprendido, cuanto comprender,
ser amado, cuanto amar.
Porque es dándose como se recibe,
es olvidándose de sí mismo
como uno se encuentra a sí mismo,
es perdonando, como se es perdonado,
es muriendo como se resucita a la vida eterna. Amén.
(atribuída a San Francisco de Asís)
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