Como di, DAD
27 - 31 de marzo 2024 | Palencia
Oración de la noche:
miércoles 27 marzo
¿Comodidad?
Como
di
,
dad
=
Hospitalidad
Vengo aquí mi Señor
Vengo aquí, mi Señor,
a olvidar las prisas de mi vida.
Ahora sólo importas Tú,
dale la paz a mi alma.
Vengo aquí, mi Señor,
a que en mí lo transformes todo en nuevo.
Ahora sólo importas Tú,
dale la paz a mi alma.
Vengo aquí, mi Señor,
a encontrarme con tu paz que me serena.
Ahora sólo importas Tú,
dale la paz a mi alma.
Introducción
Vengo aquí mi Señor, venimos aquí nuestro Señor a olvidar la prisas de la vida. A encontrarnos contigo en el enfermo y a verte en el hermano que deja todo para ayudar a quién más lo necesita.
Salimos de nuestra tierra, nuestra casa, nuestras obligaciones, nuestro estrés diario... porque queremos romper nuestra comodidad y dar respuesta a la llamada que nos has hecho para estar aquí, hoy y ahora.
Romper la comodidad supone salir de nuestra forma de confort. Pero... ¿Realmente estamos saliendo de nuestra zona de confort por venir a celebrar la Pascua aquí a Palencia? Piensa por un momento, esa zona de confort tuya ¿En cuántas capas está dividida? ¿Cuántas vallas y cuántas murallas forman parte de ella?
A eso hemos venido Señor, a descubrir cuáles son nuestras murallas. A buscar qué es aquello que nos deja encerrados en nosotros mismos y no nos permite crecer. Porque la comodidad no sólo es el quedarnos a gustito al calor de nuestra casa; la comodidad es lo que hace que nos encerremos, es lo que no nos deja crecer y es lo que no nos permite darnos a los demás.
Te pedimos Señor, que nos guíes durante esta Pascua hospitalaria a convertir nuestra comodidad en sólo DAD.
Lecturas bíblicas:
El Señor llama a...
Abraham (Génesis 12:1-3):
- “Abraham sal de tu tierra y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todos los linajes de la tierra”
- “Señor, es que esta tierra es la que yo conozco, es donde siempre he vivido con mis padres. Me ha costado tanto tener todo lo que tengo… ¿no habría posibilidad de bendecirme sin tener que salir de aquí?”
Moisés (Éxodo 3:10-12):
- "Moisés, ahora, pues, ven, que te envío a Faraón, y saca a mi pueblo, los israelitas, de Egipto.”
- “Pero…. ¿Quién soy yo para presentarme ante Faraón y sacar a los israelitas de Egipto?”
- “Yo estaré contigo; y esta será la señal que yo te envío: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, serviréis a Dios en este monte”
- “Ya pero es que yo no soy muy lider, la verdad… Yo no me veo haciendo eso, yo tengo una forma de ser que no es así, eso es para alguien diferente, mucho más extrovertido que yo, alguien que se vea capaz de hacerlo… ¿No se lo puedes pedir a otro?”
Apóstoles (Mateo 4:18-19):
Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo:
- “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”
Ellos entonces, dijeron:
- “Ya pero eso no da dinero... A ver, podemos ir por las tardes que lunes y jueves las tenemos libres, pero por las mañanas… imposible, no nos da la vida… porque trabajamos aquí en el lago y claro si no llevamos nosotros el sueldo a casa ¿quién lo va a hacer?”
(Mateo 4:21)
“Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Santiago hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. Y ellos, mirando a su padre, le dijeron."
- “Te lo agradecemos pero tenemos que quedarnos con nuestro padre. Tenemos nuestro negocio familiar con él. Es más si queríamos haber ido a trabajar a Jerusalén en lo que nos gusta, pero claro…. Si no fuimos en su momento no vamos a ir contigo ahora, ¿podemos hacer algo a distancia o apoyarte de alguna otra manera?”
Pablo (Hechos 9 3-6):
- En el viaje, cuando estaba ya cerca de Damasco, de repente una luz del cielo resplandeció alrededor de él. Cayó en tierra y oyó una voz que le decía:
- «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?»
Él preguntó:
- “¿Quién eres, Señor?”
La voz le respondió:
“Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer”
- “Si bueno pero… ¿por qué tendría yo ahora que cambiar de parecer? Perseguir se me da bien, dame algún motivo por lo menos para no hacerlo, y además ¿quién me va a decir lo que tengo que hacer? no me gusta que me digan lo que tengo que hacer, y menos alguien que no conozco… Mira no sé, no me convence tu propuesta… “
Tú (Diferentes momentos que sólo tú sabes):
- Intenta identificar algún momento en el que Dios te ha llamado
- ¿Cuál fue tú respuesta? ¿Qué le respondes a Jesús cuando te llama?
Dinámica
Salmo 139
Oh Dios, tú me conoces completamente,
sabes cuándo me siento y cuándo me levanto.
Conoces mis pensamientos desde lejos,
y estás al tanto de todos mis caminos.
Tú conoces cada palabra que voy a decir,
antes de que salga de mi boca, ya lo sabes todo.
Tienes tus manos sobre mí, me rodeas por completo,
y esto es algo que no puedo entender, es demasiado grande para mí.
¿A dónde puedo ir para escapar de tu Espíritu?
¿Dónde puedo huir de tu presencia?
Si subo al cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el fondo del abismo, también estás allí.
Si vuelo hacia el amanecer o me escondo en el ocaso,
incluso allí tu mano me guiará, tu mano derecha me sostendrá.
Aunque diga: "Seguramente las tinieblas me envolverán,
y la luz se convertirá en noche a mi alrededor",
ni siquiera la oscuridad es oscura para ti, oh Dios.
La noche brilla como el día; la oscuridad y la luz son iguales para ti.
Tú creaste mis entrañas;
me formaste en el vientre de mi madre.
Te doy gracias porque soy una maravillosa creación tuya;
tus obras son maravillosas, y yo lo sé muy bien.
Mis huesos no estaban ocultos para ti
cuando fui formado en lo secreto,
tejiendo en lo más profundo de la tierra.
Tus ojos vieron mi embrión;
cada día de mi vida estaba escrito en tu libro antes de que uno solo de ellos comenzara.
¡Oh Dios, cuán preciosos son tus pensamientos para mí!
No puedo contarlos; son más numerosos que los granos de arena.
Cuando me despierto, aún estás conmigo.
¡Oh Dios, examíname y conoce mi corazón!
Prueba mis pensamientos, y ve si hay en mí algún camino de dolor o angustia.
Guíame por el camino eterno.
Amen.
Padre Nuestro
Oración de la mañana:
jueves 28 marzo
Como
¿Comodidad?
di
,
dad
=
Hospitalidad
Introducción
Celebramos este Jueves Santo el “paso” liberador de Dios por nuestra historia que Jesús quiso simbolizar sacramentalmente con la institución de la eucaristía. Para los judíos era una noche para volver a pasar por el corazón la historia de salvación del pueblo de Israel, para recordar la fidelidad de Dios con su pueblo el paso de la esclavitud a la libertad. El Triduo pascual que iniciamos este jueves Santo configura la espiritualidad cristiana que ha de marcar nuestra existencia en este mundo. Creemos que la muerte no tiene la última palabra sobre nosotros y nuestros seres queridos, la humanidad entera y la obra creacional de Dios. El misterio pascual es quien puede llenar de sentido y valor nuestra existencia, con sus contradicciones, límites y aciertos. “El amor de Dios derramado en nuestros corazones” (Rom 5,5), finalmente, es el único que nos puede dar plenitud.
El Jueves Santo nos invita a acoger el amor que Jesús nos ofrece. A dejarnos lavar los pies por Él, para limpiar todo aquello que hay en nosotros que nos impide amar como Jesús amó. Guiados por su amor, podremos participar en su obra redentora y en su gloria pascual. Haced esto en memoria mía” implica la decisión personal de querer repetir este memorial de entrega y servicio a los demás en forma sacramental y vital. Jesús nos dio ejemplo tomando la función propia del esclavo para que también nosotros nos dispongamos a lavarnos mutuamente los pies por amor. Como Él lo ha hecho con nosotros en amor total y desinteresado hoy queremos dar a los demás en tantos gestos de hospitalidad que vamos a tener oportunidad de realizar a lo largo de estos días cargados de amor y entrega a los otros. Que seamos capaces de sacrificarnos por los demás, es a lo que estamos invitados los seguidores de Jesús y lo que puede salvar al mundo hoy, la revolución del servicio.
Solo en Dios
Ain Karem
SÓLO EN DIOS DESCANSA MI ALMA
PORQUE DE ÉL VIENE MI SALVACIÓN.
SÓLO ÉL ES MI ROCA Y MI ALCÁZAR,
JUNTO A ÉL NO VACILARÉ.
¿Quién sostiene la esperanza?
¿Quién consuela el dolor?
¿A quién confiar la vida?
¿En quién poner el corazón?
¿Quién acoge sin reservas?
¿Quién comparte su ración?
¿Quién acompaña la noche?
¿Quién se parte por amor?
Salmo: Gracias Señor por la Eucaristía
Antífona: En servicio y entrega al Señor, quiero vivir la hospitalidad; entregándole al pobre mi amor y compartiendo con él el pan
Gracias, Señor, por la Eucaristía…
Gracias, Señor, Porque deseabas ardientemente celebrar la pascua con nosotros…
Gracias, Señor, Porque en la última cena partiste tu pan y tu vino en infinitos trozos,
para saciar nuestra hambre y nuestra sed…
Gracias, Señor, Porque nos amaste hasta el final,
Hasta el extremo que se puede amar…
Morir por otro..., dar la vida a otro…
Gracias, Señor, Porque quisiste celebrar tú entrega,
En torno a una mesa con tus amigos,
Para que fuesen una comunidad de amor contigo…
Gracias, Señor, Porque nos dijiste que celebrásemos
la Eucaristía en memoria tuya
Gracias, Señor, Porque en la Eucaristía nos haces UNO contigo,
nos unes a tu vida, en la medida en que estamos
Gracias, Señor, Porque en cada Eucaristía podemos celebrar y
renovar nuestra vivencia en comunión,
con todos los hermanos que compartimos tu pan y tu vino…
y con todos los hombres…
Gracias, Señor, Porque todo el día puede ser una preparación
Para celebrar y compartir la eucaristía…
Gracias, Señor, Porque compartir la Eucaristía nos lleva a compartir la vida,
el trabajo, el dolor y la fiesta…
Gracias, Señor, Porque podemos celebrar la eucaristía todos los días…
Gracias, Señor, Porque todos los días puedes volver a empezar…,
Y continuar mi camino de fraternidad, hospitalidad, con mis hermanos,
Y mi camino de transformación en ti…
Gracias, Señor, Por tu Eucaristía…
Oración salmo: Señor reconocemos que no siempre te hemos dado el gusto de fundirnos contigo en un abrazo: padre e hijo. En este día, con más urgencia, nos invitas a recibir tu abrazo, queremos corresponderte, y decirte abrázanos porque estamos convencidos de que necesitamos sentir el calor de tu cariño, sentirnos amados por ti para que nosotros podamos amar como tú nos amas.
Gloria al padre y al Hijo…
Antífona: En servicio y entrega al Señor, quiero vivir la hospitalidad; entregándole al pobre mi amor y compartiendo con él el pan
Lectura:
1 Corintios 11:23-25
Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío. “Asimismo también la copa después de cenar diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío. “Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga.
Reflexión
Hoy el Cenáculo nos centra en lo esencial. Desde los orígenes de nuestras instituciones; San Juan de Dios, San Benito Menni y tanto/a hermanas y hermanos, intentamos imitar los gestos de Jesús en lavatorio de los Pies y en su entrega simbolizada por la fracción de Pan.
Dar el pan es dar nuestra fuerza y nuestra debilidad, nuestra ilusión y nuestro abatimiento, nuestro canto y nuestro silencio. Dar nuestro tiempo y nuestra mirada, nuestra riqueza y nuestro nada, es dar cada día. Porque el amor es darse totalmente.
San Benito Menni nos decía en su carta “Este amor no conoce límites, no sabe decir basta; este amor quisiera volar de una parte a otra y hacer que arda en toda la redondez de la tierra este Divino fuego y que todas las criaturas sintieran sus divinos efectos” (C. 587).
Solo un amor intenso, sin límites, creativo y apasionado, es capaz de ser profecía de la Buena Noticia de la sanación y de la liberación. Nuestra misión es expresión visible de esta radicalidad, asumiendo como tierra de nuestra existencia, la tierra de los pobres y de los marginados. Es ser memoria viva del Evangelio en el mundo, la gratuidad del amor. Una forma de ser y de estar humanizada y humanizante.
Dinos, Señor cómo ser hoy pan para un mundo hambriento de sentido de Vida en plenitud.
Dime cómo ser pan
Dime cómo ser pan
Cómo ser alimento
Que sacia por dentro
Que trae la paz
Dime cómo ser pan
Dime cómo ser pan
Dime cómo acercarme
A quien no tiene aliento
A quien cree que es cuento
El reír, el amar
Dime cómo ser pan
Dime cómo dejarme
Comer poco a poco
Entregándolo todo
Y llenándome más
Dime cómo ser pan
Dime cómo ser pan
Cómo ser para otros
En todo momento
Alimento y maná
Dime cómo ser pan
Dime cómo ser pan
Cómo ser para otros
En todo momento
Alimento y maná
Tú que eres el pan de la vida
Tú que eres la luz y la paz
Tú que empapas la tierra
Cuando llueves el cielo
Dime cómo ser pan
Tú que haces de mí tu reflejo
Tú que abrazas mi debilidad
Tú que sacias mi hambre
Cuando vuelvo de lejos
Dime cómo ser pan (bis)
Dime cómo ser pan
Que cura la injusticia
Dime cómo ser pan
Que crea libertad
Dime cómo ser pan
Salome Arricibita
Padre Nuestro: Nuestro Padre Dios
Hijo mío que estás en la tierra Atribulado, solitario, tentado, conozco perfectamente tu nombre Y lo pronuncio como santificándolo Porque te ama.
No, no estás solo, sino habitado por MÍ, Y juntos construimos este Reino
Del cual tú has de ser el heredero.
Me agrada que hagas Mi Voluntad Pues Mi Voluntad es que seas feliz,
Porque la gloria de Dios es el hombre vivo.
Cuenta siempre conmigo
Y tendrás pan para hoy, no te preocupes,
Sólo te pido que sepas compartirlo con tus hermanos. Sabes que te perdono todas tus ofensas Antes incluso de que las cometas, Por eso te pido que hagas lo mismo Con los que te ofenden.
Para que nunca caigas en tentación Agárrate fuerte a mi mano
Y yo te libraré del mal, Porque contigo está el reino por los siglos de los siglos.
AMEN
Oración final:
Gastar la vida
Señor Jesucristo, tenemos miedo de gastar la vida, pero tú nos has dado la vida para gastarla; no se puede economizar en egoísmos estériles.
Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no lo consigan; es hacer un favor que no será devuelto; gastar la vida es lanzarse incluso al fracaso, si no se consigue, si no se logra.
Es lanzarse incluso al fracaso, si es necesario, sin falsa prudencia: es quemar las propias naves por el bien de los demás...
Gastar la vida no se hace con gestos pomposos y falta de teatralidad. La vida se da sencillamente, sin publicidad, como el agua de la fuente, como la madre que amamanta a su bebé, como el humilde sudor del sembrador...
El futuro es un enigma, nuestro camino se adentra en la niebla; pero queremos seguir dándonos, porque Tú estás de pie en la noche con mil ojos rebosantes de lágrimas (...).
Somos antorchas que sólo tienen sentido cuando arden; sólo entonces seremos luz.
Líbranos de la prudencia cobarde, que nos hace evitar el sacrificio y buscar la sequedad...
Entrénanos, Señor, para lanzarnos a lo imposible, pues detrás de lo imposible está tu gracia y tu presencia; no podemos caer en el vacío.
hora santa:
jueves 28 marzo
Como
¿Comodidad?
di
,
dad
=
Hospitalidad
Acompañar a Jesús
Señor Jesús, queremos velar contigo, queremos estar junto a ti…. Sabemos que siempre estás con nosotros. Hoy nos toca estar contigo… Quizá no se nos ocurran muchas cosas, pero queremos estar, queremos sentir tu amor, como cuando nos acercamos a una hoguera, queremos amarte, queremos aprender a amar como Tú. Lo importante es estar abiertos a tu presencia. Y agradecer, alabar, suplicar. Y callar, escuchar, no decir nada, simplemente estar.
Acógenos como discípulos que quieren escuchar tus palabras, aprender de ti, seguirte siempre. Acógenos como amigos. Y haz de nosotros también tus testigos, testigos del amor.
Señor Jesús, toca esta noche nuestro corazón, danos tu gracia, sálvanos, llénanos de la vida que sólo tú puedes dar.
Noche santa ésta de Jueves Santo… Jesús se da por mí, por ti, por cada uno… Horas decisivas de nuestra Redención. Por eso no queremos dejarle solo. En esta historia de amor, junto a Jesús, el actor principal, estamos también cada uno de nosotros.
Acojamos su don, su ofrenda, su despojamiento y acompañémosle en silencio, uniéndonos a su sacrificio redentor y dejándonos quemar por el fuego de su Corazón en amor al Padre y a los hombres.
Me amó y se entregó a la muerte por mí
El amor de Dios se ha manifestado en la persona de Cristo y por Él en todos los que lo acogen en sus vidas. Amor que nos lleva a aceptar trabajos y cruces en compañía del que lo sufrió todo por nosotros.
Lectura bíblica: Romanos 8,28-39
Sabemos que todo concurre al bien de los que aman a Dios, de los llamados según su designio. A los que escogió de antemano los destinó a reproducir la imagen de su Hijo, de modo que fuera él el primogénito de muchos hermanos. A los que había destinado los llamó, a los que llamó los hizo justos, a los que hizo justos los glorificó. Teniendo esto en cuenta, ¿qué podemos decir? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién estará en contra? El que no reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos va a regalar todo lo demás con él? ¿Quién será fiscal de los que Dios eligió? Si Dios absuelve, ¿quién condenará? ¿Será acaso el Mesías Jesús, el que murió y después resucitó y está a la diestra de Dios y suplica por nosotros? ¿Quién nos apartará del amor del Mesías? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada? Como dice el texto: Por tu causa estamos a la muerte todo el día, nos tratan como a ovejas de matanza. En todas esas circunstancias vencemos de sobra gracias al que nos amó. Estoy persuadido de que ni muerte ni vida, ni ángeles ni potestades, ni presente ni futuro, ni poderes ni altura ni hondura, ni criatura alguna nos podrá separar del amor de Dios manifestado en el Mesías Jesús Señor nuestro.
Reflexión
Cuando Dios nos llama lo hace por amor y para amar. Y si nos llama nada puede apartarnos de lo que él nos invite a vivir.
Estos días le queremos dar una vuelta más a los cómos… Para Jesús la entrega no es de cualquier manera. Hay un horizonte claro de entrega y amor. No da lo mismo la forma. En el cómo… nos jugamos nuestro amor y entrega diaria. Es su manera de actuar y estar en y con nosotros. Nos reta a poner en el centro de nuestra vida a Él. Es el cómo amamos es el cómo nos dejamos amar… es el cómo nos impulsa a vivir lo que estamos llamados a vivir. Son los cómos…
Si realmente le creemos a Dios, todo lo que nos pasa es para nuestro bien. ¿Lo crees?
En la vida nos podemos quedar como víctimas o como victoriosos”. Si Dios nos llama, nos justifica y ya no hace falta caer en el discurso lamentador sino poner la mirada y el corazón en aquel que te llama y nos llama a la Vida en abundancia… plenitud… con sentido.
Antífona: Nada nos separará, nada nos separará, nada nos separará, del Amor de Dios.
Llegados a este momento… solo cabe el silencio y el abandono. Solo cabe estar. Acompañar a Jesús en el Getsemaní…
Getsemaní
Jesús nos ha prometido la asistencia del Espíritu y se nos ha dado Él mismo con su cuerpo y su sangre. Esta Pascua ha sido el último momento gozoso de su vida. Ahora empieza la hora de las tinieblas. “No es el siervo más que su señor. Si a mí me persiguieron, también a vosotros os perseguirán”
“Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos”
Acabada la cena, Jesús se dirigió con sus apóstoles, que tantas confidencias habían recibido de Él, al huerto de Getsemaní. Con ellos vamos también nosotros. Era de noche, Jesús acostumbraba a ir a rezar allí. Era un lugar familiar. A Jesús le gustaba rezar de noche. La noche tiene sabor a misterio, intimidad, cercanía.
Getsemaní es cita obligada para el que quiere el encuentro en profundidad con Cristo. Es la oración de “nuestras horas bajas”. Llega con los suyos. Llega hecho pan partido y sangre derramada. Acaba de darles todo. Y, sin embargo, ellos están cansados y se quedan dormidos. Su alma se muere de tristeza. Ahora su misión llega al final. Hoy se presiente en el Corazón de Cristo sabor a amargura, a fracaso, a abandono. ¿Dónde están mis amigos?
“Busqué quien me consolara y no lo hallé”
Ha dejado a los apóstoles dormidos y se ha retirado un poco de ellos, a lo mejor para no despertarlos. Y comienza la oración de Jesús. Su agonía hecha oración, su oración hecha agonía.
“Padre, si es posible, aparta de mí este cáliz”
Y Jesús ora. Repite una y otra vez su oración al Padre. ¿Qué pasaría en aquellos momentos por el Corazón de Cristo? ¡Qué misterio de amor para ser contemplado! No se entiende, pero se adora. Dios mendigo, acusado, pobre pidiendo, abandonado…
En silencio escucha lo que te dice el Señor en esta noche Santa, late al unísono con su Corazón amante y dale una respuesta de amor.
“Padre, si es posible aparta de mí este cáliz. Pero no se haga mi voluntad sino la tuya”
Únete a la Pasión del corazón de Cristo que sufre por ti, por cada uno de nosotros. Él ama hasta dar la vida a cambio, y ve cuántos le volverán la espalda, cuántos no agradecerán su sangre derramada, cuántas almas le abandonarán después de conocerle íntimamente, cuántos querrán salvarse a sí mismos sin aceptar con amor la cruz preparada por Dios desde siempre. Y Jesús sufre.
“Triste está mi alma hasta la muerte”
Tierra Firme
Tierra firme, te siento en mis pies descalzos
Luna llena, testigo de mi llanto amargo
Esta noche, reseca está mi alma y siento
Que este cáliz no puedo consumirlo entero.
¡Cómo arrecia este viento!, quiere empujarme a morir,
no seré como hoja seca, mi otoño será vivir.
Siento que llega la hora, mis labios deben callar.
Sólo hablaré con mi cuerpo; quien mire comprenderá.
Por mis hermanos me entrego, los llevo en el Corazón.
Tú, Abba, Padre, escucha, acoge así mi oración.
No me abandones, oh Padre, me muero en este dolor.
Al entregarte mi vida, estalla mi Corazón.
Desde lo hondo a Ti grito, nadie comprende mi amor,
quedaos conmigo velando, no caigáis en tentación
En esta noche de olivos, desierto de soledad,
sólo una cosa te pido, se cumpla tu voluntad.
Salmo para dar la vida
Antífona: Tu fidelidad es grande, tu fidelidad, incomparable es, nadie como tu bendito Dios, grande es tu fidelidad. (bis)
Señor, dame la valentía
de arriesgar la vida por ti,
el gozo desbordante
de gastarme en tu servicio.
Dame, Señor, alas para volar
y pies para caminar
al paso de los hombres.
Entrega, Señor, entrega
para «dar la vida»
desde la vida,
la de cada día.
Infúndenos, Señor,
el deseo de darnos y entregarnos,
de dejar la vida
en el servicio a los débiles.
Señor, haznos constructores de tu vida,
propagadores de tu reino,
ayúdanos a poner la tienda en medio de los hombres
para llevarles el tesoro
de tu amor que salva.
Haznos, Señor, dóciles a tu Espíritu
para ser conducidos
a dar la vida desde la cruz,
desde la vida que brota
cuando el grano muere en el surco.
Antífona: Tu fidelidad es grande, tu fidelidad, incomparable es, nadie como tu bendito Dios, grande es tu fidelidad. (bis)
Gesto
En la liturgia de esta tarde hemos contemplado el gesto del amor de Jesús, un gesto de servicio de ponerse a los pies y lavarlos. En esta noche también nos invita a nosotros a tener el mismo gesto con los demás. Somos prolongadores del amor de Dios en el mundo. Dios no puede amar si no es a través de nuestras manos…
¿Estoy dispuesto a mojarme por otros? Jesús se mojó por ti y por mí.
Y tú, ¿te mojas? ¿Por alguien? ¿Por Dios?
Mojarse es no pasar de largo. Es ser como el Buen Samaritano que no pasa de largo.
Amando hasta el extremo
Déjame, Señor, mirarte bien por dentro,
entrar en tu Corazón y dejarme seducir
y que aumenten mis deseos de querer ser como Tú,
conocerte internamente, amarte y seguirte más,
apostar mi vida junto a ti, déjame verte, Señor,
Amando hasta el extremo, dejándote la piel,
entregando las entrañas, tus entrañas de mujer,
en una toalla y un lebrillo, en un acariciar los pies,
en un mirarnos hasta el fondo sin nada que reprochar
y sin nada que pedir, y con tanto para dar.
Yo, el Maestro y el Señor, ya no puedo amaros más,
Pues como el Padre me ha amado, así os he amado yo.
Os dejo mi vida entera en este Vino y este Pan,
Este Pan que soy yo mismo que me parto y que me doy,
Mi deseo es que os améis de corazón,
Yo también os quiero ver
Amando hasta el extremo, dejándoos la piel,
entregando las entrañas, como lo hace una mujer,
en una toalla y un lebrillo, en un acariciar los pies,
en un miraros hasta el fondo sin nada que reprochar
y sin nada que pedir, y con tanto para dar.
Sí, te doy todo lo que soy para que sigas amando.
La lucha por la justicia entra en esta intimidad,
Que se llena de personas y rostros que acariciar,
Que me impulsa desde dentro a comprometerme más,
Todos caben en tu Corazón, Quiero seguirte, Señor,
Amando hasta el extremo, dejándome la piel,
entregando las entrañas, mis entrañas de mujer,
en una toalla y un lebrillo, en un acariciar los pies,
en un mirarnos hasta el fondo sin nada que reprochar
y sin nada que pedir, y con tanto para dar.
Oración de intercesión
Pidamos a Jesús en esta agonía por tantos que están en esta noche del sentido, de la duda, de la incertidumbre, de la entrega, del amor.
Intercede, ofrece tu oración a Dios, por las necesidades de la Iglesia, por la sangre derramada de los Inocentes de la historia, por los que sufren la enfermedad y el dolor, por todas las víctimas de esta pandemia, y más aún, por las víctimas de la indiferencia, de la distancia, de la insensibilidad.
Sé esta noche ese “ángel que lo confortaba”.
Intercede también, por esos ángeles que confortan tu camino, que te cuidan y ayudan a cumplir tu misión.
No te detengas. No tengas miedo. Amar duele pero da vida y vida en abundancia.
Noche
Hakuna
Por tu iglesia
Que te espera a oscuras
Por tu pueblo
Que te reza aguardando la aurora
Te rogamos
Te rogamos
Por las naciones paganas
Que tienen sed de ti
Sin saberlo
Ten piedad, ten piedad
Por los pueblos oprimidos
Por el totalitarismo
Y la opresión de la mentira
Por aquellos perseguidos
Por tu nombre
Que se ocultan para orar
Y aquellos extraídos
De su hogar
Por sus perseguidores
Cegados por el odio
Perdónales, Padre
No saben lo que hacen
Por los que no nos aman
Por los que no sabemos amar
Por los que sufren y agonizan
Y hoy duermen en el hospital
Por los que hoy es su última noche
Cuyos ojos no verán el nuevo día
Ten piedad, ten piedad
Por todos los que sufren la tentación
Del suicidio
Por los dispuestos
A dejar ganar al mal
Por aquellos cuyas noches
Son interminables
Y a los que en la angustia
Les ha quitado la paz
Kyrie eleison (x5)
Por aquellos que trabajan en la prostitución
Y se ven obligados
A vender su amor
Por los que caen en la trampa
Del vicio y las drogas
Por los que hoy duermen en prisión
Por los que hoy esperan su ejecución
Por aquellos
A los que torturan
Por criminales
Por los ladrones
Por los que erran en soledad
Por los que sufren
La indiferencia de los demás
Kyrie eleison, Kyrie eleison
Por la ciudad
Por todos sus habitantes
Que en sus sueños
Solo existas Tú (solo existas Tú)
Por nuestros difuntos
Que aún no han visto tu rostro
Por los alejados entre la multitud
Por los niños que descansan
En el seno de su madre
Por las mujeres
Que van a dar a luz
Para que reine
Tu paz en cada hogar
Por los que quieren
Saciar tu sed de amar
Kyrie eleison (x5)
Ten piedad, ten piedad, ten piedad (x3)
Ten piedad, Señor, ten piedad.
Padre Nuestro
Oración final
“Gracias Señor, porque nos amaste hasta el final, hasta el extremo que se puede amar: dar la vida por otro. partiste tu pan y vino, para saciar nuestra hambre y nuestra sed… nos entregas tu vida y nos llenas de tu presencia.
Esta oración no se acaba… queda abierta. Quien quiera quedarse y acompañar a Jesús en su soledad…Los demás, en silencio nos retiramos….
Oración de la mañana:
viernes 29 marzo
di
¿Comodidad?
Como
,
dad
=
Hospitalidad
“Tu cruz, nuestra cruz. Tu luz, nuestra luz”
Introducción
Hoy es Viernes Santo. Día de nuestra confianza ilimitada en Dios que no nos abandona: "Aunque una madre abandone a su hijo, Él no nos abandona". Tal día como hoy, cerca de las tres de la tarde, cambió el rumbo de la historia y quedaba al descubierto para siempre el verdadero rostro de Dios, un Dios solidario, que se manifiesta en la debilidad del crucificado.
Hoy en la cruz de Jesús hacemos presentes todas las cruces que reconocemos en nuestro mundo. Los enfermos, los que no tienen a nadie que les cuide, personas que mueren de manera terrible asesinadas, torturados, desaparecidos a manos de los adoradores de la violencia, las armas y la guerra… y otros muchos millones que mueren de la lenta crucifixión de la injusticia estructural. Todo ello se hace presente en nuestro mundo y quiere llegar a nuestro corazón para hacernos comprender la necesidad de despertarnos y ponernos en camino para hacer posible la utopía de un mundo más conforme al sueño de Dios.
Ante la entrega plena de Jesús, ante su absoluta disponibilidad, podemos preguntarnos si realmente nosotros vivimos atentos a “las cosas de Nuestro Padre”. En este Viernes Santo os invitamos a tener la actitud del discípulo que quiere seguir a Jesús, que por eso va detrás de Él, lo mira...lo escucha...y hace silencio en su interior.
Todo empezó en una cruz
Todo empezó en una cruz
Donde un hombre murió y un Dios se entregó
Silenciosa la muerte llegó
Extinguiendo la luz que en un grito se ahogó
Viendo su faz de dolor
Una madre lloró y su amigo calló
Pero siendo una entrega de amor
Su camino siguió y en algún otro lado
Una luz se encendió.
Siendo hombre, amigo, esclavo y maestro
siendo carga pesada, profesor y aprendiz
entregó hasta su cuerpo en el pan y en la vid
Desde entonces lo he visto caminar a mi lado
a ese Dios que se humilla y muere por mí
es la barca en mi playa, el ruido del silencio
que se acerca a su hijo y me abraza feliz
que se acerca a su hijo y me abraza feliz.
Todos sentimos en nuestro interior un desgarro: el pecado. Sentimos la necesidad de perdón, de amor gratuito… Toda salida es muchas veces un regreso. La salida se convierte en un volver a Dios que tiene brazos de Padre y siempre nos espera...
El salmo 50 es una invitación a encontrarnos con el Dios del amor, manifestado en la persona de Cristo Jesús, que pasó por el mundo haciendo el bien y nos dio hasta la última gota de su sangre para salvarnos.
Salmo 50 adaptado
Antífona: La misericordia del Señor, cada día cantaré.
«Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu; devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso».
Dame la alegría de tu perdón para que yo pueda hablarles a otros de ti y de tu misericordia y de tu bondad. «Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza». Que mi caída sea ocasión para que me levante con más fuerza; que mi alejamiento de ti me lleve a acercarme más a ti. Me conozco ahora mejor a mí mismo, ya que conozco mi debilidad y mi miseria; y te conozco a ti mejor en la experiencia de tu perdón y de tu amor. Quiero contarles a otros la amargura de mi pecado y la bendición de tu perdón. Quiero proclamar ante todo el mundo la grandeza de tu misericordia. «Enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti».
Por tu inmensa compasión, borra, Señor, nuestras culpas y limpia nuestros pecados; que tu inmensa misericordia nos levante, pues nuestro pecado nos aplasta; no desprecies, Señor, nuestro corazón quebrantado y humillado, haz más bien brillar sobre nosotros el poder de tu Trinidad: que nos levante Dios Padre, que nos renueve Dios Hijo, que nos guarde Dios Espíritu Santo.
Contra ti sólo hemos pecado, Señor Padre bueno. Y por nuestros pecados has sido crucificado. Pero donde abundó el pecado más desbordante fue la gracia, y así, por la muerte de tu Hijo nos libras continuamente de todo mal. Haznos dóciles a la voz del Espíritu Santo para que nos renueve con firmeza y nuestra boca proclame incansablemente tu alabanza. Por los siglos de los siglos.
Antífona: La misericordia del Señor, cada día cantaré.
Lectura
He 4, 14-16; 5, 7-9
Hermanos: Ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el cielo, permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, Él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado. Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno. Él dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a Aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión. Y, aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué significa obedecer. De este modo, Él alcanzó la perfección y llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen.
Reflexión
Hoy es un día muy señalado para los cristianos: Jesús murió y dio su vida por amor y fidelidad al encargo del Padre.
En nuestra reflexión de esta mañana, vamos a fijarnos en algo que no queremos ver. No nos atrae el dolor y nos asusta la muerte. Nos horroriza la tortura y la violencia. Sta. Teresa decía “no os pido más que le miréis”. Porque apartamos la cabeza al ver este desecho humano, que es también la historia de tantos hombres y mujeres: los cuerpos esqueléticos de los campos de concentración, los machetazos de las matanzas de África, los niños muertos en Gaza o en siria, tanta violencia… representa también todos los condenados a muerte y torturados de la historia. Y en su sufrimiento, se refleja el dolor de los que agonizan en cama de hospital, aquellos padecen en sus cuerpos en movilidad o limitación, aquellos que tienen su psicología rota. Necesitamos aprender a mirar las cruces de nuestro mundo y reconocer en ellas a Cristo que se sigue encarnando en todo el sufrimiento de nuestra historia.
Jesús nos invita a estar hoy especialmente con él. La escena es sencilla en palabras, pero llena de la angustia la que le envuelve a Jesús, angustia por dentro y por fuera. Podemos conectar hoy con su soledad, con su angustia y, desde ahí, contemplar cómo su relación con el Padre se estrecha, reconociendo confiadamente su poder: Abba, todo lo puedes. Pidiéndole que aparte de él ese cáliz.
Podemos darnos cuenta de la distancia infinita entre Jesús y sus discípulos. Pero ésa es también la experiencia nuestra: a veces tenemos que experimentar la incomprensión de quienes esperábamos mayor comprensión y cercanía. Y en medio de todo ello, también es bueno ver la libertad de Jesús hasta el final. Ni siquiera los miedos y la tristeza paralizan su entrega. Con la mirada puesta en Él, queremos vivir nuestra jornada contemplando cómo se dio El, y contemplar también nuestros “cómos”,
¿Cómo es nuestra entrega en nuestra vida? Queremos poner la mirada en nuestro propio Getsemaní y el de tantos hombres que hoy también pasan por la vía del quebranto y la amargura
El abrazo
Hakuna
Quiero poder
Cerrarte en un paréntesis de brazos
Entrelazando los míos con los tuyos
Quiero crear
Contigo un círculo sin afueras
Incluir en el movimiento la mundo entero
Y prestarte mi cuerpo
Para este abrazo eterno
Invitame a entrar en ese abrazo
Y aprendí en esta escuela
Dejando la indiferencia
Viviré de rodillas y abrazado
Dejando las diferencias
Viviré de rodillas y abrazando
Quiero apretarte
En el vientre de tu madre aún no nacido
Siendo hombre ensangrentado y crucificado
Quiero abrazarte
En la blanca hostia y en la vida que me has dado
En el sufriente y en quién tengo al lado
Siendo siempre tu prójimo y necesitado
Invítame a entrar en ese abrazo
Y aprendiz en esta escuela
Dejando la indiferencia
Viviré de rodillas y abrazado
Dejando las diferencias
Viviré de rodillas y abrazando
Padre Nuestro
PADRE NUESTRO
Que estás en cada uno de nosotros,
que habitas en nosotros, llénanos de Amor,
que nunca pensemos que estás allá arriba, en el cielo
pues el cielo es Tu Amor dentro de nosotros.
SANTIFICADO SEA TU NOMBRE
que es padre y que es madre
que no lo manipulemos y que comprendamos
que en Tu nombre somos capaces de hacer grandes cosas.
VENGA A NOSOTROS TU REINO
que sea desde aquí, desde ahora,
que no caigamos en la tentación de pensar que viene solo,
sino porque lo construimos desde tu amor,
que todo lo llena.
Y QUE SE HAGA TU VOLUNTAD en cada uno de nosotros,
porque sabemos que tu voluntad es sólo que seamos felices
como tú nos has soñado, Padre,
y si para que se cumpla tu voluntad tenemos que pasar por la cruz con Jesús,
que estemos seguros de que detrás de la cruz está la gloria.
DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA que es tu gracia, para que sigamos amándote y queriéndote en la adversidad,
y para que nosotros mismos seamos pan partido y dado a los demás.
PERDONA NUESTRAS OFENSAS
que no sabemos vivir de ti y ante ti.
ASÍ COMO PERDONAMOS A QUIENES NOS OFENDEN,
Así te pedimos que seas nuestra agua, nuestro manantial interior,
para que cada día juntos volvamos a empezar.
NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN de no contar contigo,
de dejarte de lado,
de creernos autosuficientes,
sino danos el don de sentirnos tan pobres,
que siempre te necesitamos.
Y LÍBRANOS DEL MAL
de no amarte y de no amar a nuestros hermanos. Amén
Oración final
Ahora estás suspendido entre cielo y tierra para que surja una nueva creación de amor.
Tú, el Dios omnipotente, estás allí tan inefablemente pobre, porque tu amor es tan hondo y es tan cálido.
Para conducirnos rápido y seguro hacia ti, moribundo nos quieres regalar tu Madre: « ¡Ahí tienes a tu Madre!» « ¡Ahí tienes a tu hijo!»
Así resuenan tus palabras desde la cruz, tu trono de Rey.
En tu Vía Crucis tú has cargado también con mi cruz, y no lo has hecho en un momento del pasado, porque tu amor es contemporáneo a mi vida.
Tú la llevas hoy conmigo y por mí, y quieres que ahora también yo, como entonces Simón de Cirene, lleve contigo tu cruz y que, acompañándote, me ponga contigo al servicio de la justicia en el mundo.
Ayúdanos a acompañarte no sólo con nobles pensamientos, ni sólo con afán de denunciar las injusticias de los otros; ayúdanos a recorrer tu camino con los pasos concretos de nuestra vida cotidiana. Ayúdanos a encaminarnos con todo nuestro ser por la senda de la cruz y a seguir siempre tus huellas.
Líbranos del temor a la cruz, del miedo a las burlas de los demás.
dinámica de la comida:
viernes 29 marzo
di
¿Comodidad?
Como
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dad
=
Hospitalidad
La cruz, intercesión de dos maderos, donde reposa Cristo
La Cruz es el encuentro de dos fidelidades, la del Padre en el Hijo y del Hijo en el Padre. El hijo deja de pertenecerse y el Padre igual, y este descentramiento hace que surja el centramiento total de la comunión, la cruz, que conlleva muerte y el dolor, pero en el centro donde los dos maderos se cruzan late las auténtica Vida. El corazón que en movimientos rítmicos anuncia la resurrección de un nuevo modo de existir.
Con nuestro gesto, tocamos nuestra frente y bajamos hacía las entrañas, símbolo de que todo lo que somos al pasar por nuestro corazón se abre a una nueva relación con Dios y después tocamos un hombro y posteriormente el otro, todas nuestras acciones pasan por el corazón donde late la vida de Dios en nosotros, y sólo desde ahí podemos entregamos a los demás.
Jesús en la Cruz nos dice, estoy en mi centro, no puedo moverme, mis pies están clavados, mis manos igual, no puedo volver la cabeza, no me puedo ocupar más que de la relación con mi Padre…y eso es lo que te digo a ti hoy:
“No te compares, ni mires, ni critiques, ni envidies a otros…a ti qué? Bastante tiene cada uno con sus límites…tú…sígueme.
Cómo vivir la propia cruz
Para empezar, sabemos que, en rigor, no a todo sufrimiento podemos llamar «cruz».
Hay sufrimientos evitables, en nosotros y en los demás, contra los que tendremos que luchar;
Hay otros inevitables, que tenemos que aceptar;
Y hay otros, que son consecuencia de una opción de amor fiel: éstos son la «cruz», y frente a ellos, la opción constructiva es la que apreciamos en Jesús: asumirlos lúcida, paciente y confiadamente. Así vivida, la cruz es fuente de vida.
Mt 26,39 …Padre mío, si es posible, que pase de mi esta copa de amargura; pero no sea como yo quiero, sino como quieres tú.
Cargar con la cruz
“Se hicieron, pues, cargo de Jesús que llevando a hombros su propia cruz, salió de la ciudad a un lugar llamado “La Calavera” Jn 19,17
.Jesús vivió en fidelidad a la voluntad del Padre, y esto le llevó a enfrentarse con los poderes políticos y religiosos. La muerte de Jesús fue consecuencia de su vida.
Jesús no quiso la Cruz , pero no la evitó, pues fue consecuencia de su posicionarse en la vida.
“Cuando se lo llevaron para crucificarlo, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaran la cruz para que la llevara detrás de Jesús” (Lc 23,26)
Y cargar con la cruz es seguir sus pasos de manera responsable y comprometida, sabiendo que ese camino nos llevará tarde o temprano a compartir su destino doloroso.
Para los seguidores de Jesús, reivindicar la Cruz es acercarse servicialmente a los crucificados; introducir justicia donde se abusa de los indefensos; reclamar compasión donde sólo hay indiferencia ante los que sufren.
Esto nos traerá conflictos, rechazo y sufrimiento. Será nuestra manera de cargar con la Cruz de Cristo.
“Este es mi siervo a quién sostengo,
mi elegido en quien me complazco.
He puesto sobre Él mi espíritu,
Para que traiga la salvación a las naciones.
No gritará, no alzará la voz,
No voceará por las calles;
No romperá la caña cascada
Ni apagará la mecha que se extingue.
Proclamará fielmente la salvación,
Y no desfallecerá ni desmayará.”
(Isaías 42,1-7)
No nos está permitido acercarnos al misterio de la Cruz de manera pasiva, sin intención alguna de cargar con ella.
Es precisamente al besar la Cruz cuando hemos de escuchar la llamada de Jesús: «Si alguno viene detrás de mí… que cargue con su cruz y me siga».
Contemplar la cruz
La Cruz es el vaciarse de todo para llenarse del Todo, y vamos a contemplar la Cruz hoy, mirándola y dejándonos atravesar por su silencio, un silencio cargado de dolor y de Vida Nueva.
La Cruz es la puerta que nos deja atrás lo que no somos, la imagen que hemos hecho de nosotros mismos para sobrevivir, lo que hemos aprehendido.
La Cruz nos despoja de todo para podernos encontrar con el Todo.
Es la vuelta a la esencia que somos, es desnudarnos de barnices, caretas, ropajes…
Desnudos nacimos y desnudos volveremos a Dios.
Cabeza
La cabeza de Jesús, llena de espinas, cada gota de sangre de Jesús es una pequeña obertura de desalojo de sí, para dejar que sus pensamientos compasivos y misericordiosos puedan llegar a los nuestros:
“Lo vistieron con un manto de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñeron”
(Mc 15,17)
“Lo golpearon en la cabeza con una caña, le escupían, y poniéndose de rodillas le rendían homenaje”
(Mc 15,19)
“Jesús inclinando la cabeza, entregó su espíritu”
(Jn 19,30)
Una cabeza inclinada, Jesús aquieta sus pensamientos, estamos ante la máxima pasividad, hoy podríamos llamar no resistencia.
Al entregar sus pensamientos, se abandona. No juzga, no critica, no se compara, no pretende. Silencia su mente y está en lo único necesario, en Su Padre.
Se entrega, entrega el espíritu y así renuncia a todo adjetivo y pronombre posesivo, transciende por completo su individualidad, abre su vida para vivir y ser en todos.
Jesús te dice…
”¿y a ti te llena? Tú sígueme”
Los pies de Jesús
“Jesús recorría todos los pueblos y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando la buena noticia del reino y curando todas las enfermedades y dolencias.”
(Mt 9,35)
Los pies de Jesús iban de un sitio a otro para anunciar el Reino, hoy sus pies crucificados ya no se dirigen a anunciar el Reino, porque el Reino es Él.
Ya no es necesario caminar porque Él es el camino para ir al Padre. Sus pies quietos, sin pisar tierra, ya no es necesario apoyarse en ellos, porque sus pies que fueron enjugados con lágrimas y perfume hoy son camino, verdad y vida para nosotros.
Jesús te dice…
”¿y a ti te llena? Tú sígueme”
Extracto de las cartas de San Benito Menni a sus hijas, Hermanas Hospitalarias
“El pobre que quisiera saber apreciar y amar mucho los tesoros encerrados en la Cruz de Jesús y seguirle fielmente con ella a cuestas (C. 523).
Este día también, ha de remover algo en nuestra propia vida, porque también en ella hay humillación y exaltación. En la vida de San Benito Menni, el capítulo de sus cruces es, sin duda, uno de los más fuertes. La lección de vida que nos da en el modo de vivir el sufrimiento puede ser una de las más provechosas.
Texto para orar…
“Cristo padeció por vosotros, dejándoos, un ejemplo para que sigáis sus huellas”.
(1 Pe 2, 21)
“Cristo no buscó su propia satisfacción; al contrario”.
(Rom 15, 3)
“Cristo Jesús... presentándose como simple hombre, se abajó, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz”.
(Fp 2, 8)
“Jesús, estremeciéndose, declaró: Sí, os lo aseguro: uno de vosotros me va a entregar”
(Jn 13, 21)
Buscaban un falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte, pero no lo encontraban a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían”.
(Mt 26, 59-60)
Mc 14, 66-72: Negaciones de Pedro.
Jn 19, 4-6: Jesús es mostrado al pueblo por Pilatos.
Jn 18,19-23: Jesús se defiende ante Anás y el guardia que lo abofetea. - “Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres”. (Is 53, 3)
“Mientras padecía no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga rectamente”.
(1 Pe 2, 23)
Espacio personal y de grupo
ADORACIÓN DE la cruz:
viernes 29 marzo
di
¿Comodidad?
Como
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dad
=
Hospitalidad
Introducción
Hoy hemos recordado la muerte de Jesús en la Cruz. Pero antes de seguir adelante, tenemos que preguntarnos: ¿Por qué tuvo que morir Jesús?
Reflexión
Del Evangelio según San Mateo
Los soldados del gobernador condujeron a Jesús al pretorio y reunieron en torno a él a toda la cohorte. Lo desnudaron, lo envolvieron en un manto escarlata, trenzaron una corona de espinos y se la pusieron en la cabeza, y una caña en su mano diestra. Burlándose, se arrodillaban ante él y decían: ¡Salve, rey de los judíos! Le escupían, le quitaban la caña y le pegaban con ella en la cabeza. Después lo sacaron para crucificarlo.
Te miro, Señor, y me duele ver cómo has quedado después de la flagelación; destrozado, abandonado, coronado con espinas. Me gustaría limpiar tus heridas, y me vienen a la memoria tus palabras: “Venid a mí... que yo os aliviaré”.
Tú nos alivias, Señor. Nos alivias del dolor que nos causamos a nosotros mismos y los unos a los otros. Señor, no soy consciente de que todo el daño que hago te lo hago también a Ti. Te clavo los clavos yo mismx con mis pecados mientras Tú me dices que me quieres y que me perdonas.
Clavos
Reflexión
Del Evangelio según San Mateo
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»
Recuerdo a los que acudían a ti para ser curados -los leprosos, ciegos, paralíticos- pero también personas normales, que tenían sed de Ti, y cómo era la alegría iluminada de sus caras tras el encuentro contigo. Yo ahora sufro por Ti, pero Tú me sigues diciendo que me amas.
Ahora ante la Cruz repites “Venid a mí que yo os aliviaré”... Me animas a llevar el peso de las cosas que me angustian, notando la mano de Dios conmigo, en mi sufrimiento, como hoy estás Tú en esa madera colgado.
¿Cómo creer en un Dios que deja morir a Jesús, que no defiende su obra, que no salva a su Ungido? Ante el misterio de la cruz muchos pueden pensar que, si la Salvación no nos evita el dolor, quizá no valga la pena. Pero el Salvador muere para no dejarnos solos en el sufrimiento, para acompañarnos en lo más oscuro y doloroso de nuestra vida. Y así nos salva: nos saca de la oscuridad, nos enseña el amor que nos tiene. // La Salvación se nos da, se nos regala, se nos entrega con la entrega de Jesús; aunque no la merezcamos.
Salmo
Antífona: Señor, escucha nuestra voz.
Estén tus oídos atentos al clamor de nuestras súplicas.
Desde lo hondo de mi soledad y de mi vida, a Ti grito, Señor.
Desde lo más hondo de mí mismo, a Ti grito, Señor.
Antífona: Señor, escucha nuestra voz.
Estén tus oídos atentos al clamor de nuestras súplicas.
Desde lo hondo de mi niebla, desde lo hondo de mi superficialidad, desde lo hondo de mi cansancio, desde lo hondo de mis fracasos,
a Ti grito, Señor.
Antífona: Señor, escucha nuestra voz.
Estén tus oídos atentos al clamor de nuestras súplicas.
Señor, escucha mi voz.
Estén tus oídos atentos al clamor de mi súplica. Desde lo hondo de mi inconstancia,
desde lo hondo de mis caídas,
desde lo hondo de mis decepciones,
desde lo hondo de mis lágrimas escondidas, desde lo hondo de mis secretos,
desde lo hondo de mis fracasos, a Ti grito, Señor.
Antífona: Señor, escucha nuestra voz.
Estén tus oídos atentos al clamor de nuestras súplicas.
Señor, escucha mi voz. Estén tus oídos atentos a mi súplica. Desde lo hondo de mi orgullo,
desde lo hondo de mi irresponsabilidad, desde lo hondo de mi pecado,
desde lo hondo de mi doble vida,
desde lo hondo de mi despreocupación por los demás, a Ti te grito, Señor.
Antífona: Señor, escucha nuestra voz.
Estén tus oídos atentos al clamor de nuestras súplicas.
Papelitos
¿Quién es Jesús para mí? ¿Qué rostro veo en la cruz queriéndome, salvándome, entregándose por mí?
Punteo guitarra mientras se cogen papelitos: cómo se nos presenta Jesús hoy.
El que muere por mí
Todo empezó en una cruz
Donde un hombre murió y un Dios se entregó
Silenciosa la muerte llegó
Extinguiendo la luz que en un grito se ahogó
Viendo su faz de dolor
Una madre lloró y su amigo calló
Pero siendo una entrega de amor
Su camino siguió y en algún otro lado
Una luz se encendió
Siendo hombre, amigo, esclavo y maestro
Siendo carga pesada, profesor y aprendiz
Entregó hasta su cuerpo en el pan y la vid
Desde entonces lo he visto caminar a mi lado
A ese Dios que se humilla y muere por mi
Es la barca en mi playa, el ruido del silencio
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz
Viendo un humilde calvario
Con rostro cansado soporta la cruz
Y al verme rezando a sus pies
Se olvida de Él, me toma en sus brazos
Y me acoge otra vez
Siendo fuego, paloma, el agua y el viento
Siendo niño inocente, un Padre y pastor
Hoy acepta mi ofrenda, es mi vida Señor
Desde entonces lo he visto caminar a mi lado
A ese Dios que se humilla y muere por mi
Es la barca en mi playa, el ruido del silencio
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz
Y si ahora yo acepto esa cruz
Es por esa persona ese Dios
Es por Cristo Jesús
Desde entonces lo he visto caminar a mi lado
A ese Dios que se humilla y muere por mi
Es la barca en mi playa, el ruido del silencio
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz
Desde entonces lo he visto caminar a mi lado
A ese Dios que se humilla y muere por mi
Es la barca en mi playa, el ruido del silencio
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz
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Oración final
Hoy, Viernes Santo, miramos tu Cruz levantada en lo alto del monte. En silencio adoramos tu ofrenda al Padre.
Todo lo tuyo nos habla de amor: tus brazos extendidos, abrazando a todos, tu cabeza inclinada, abandonada en las manos del Padre,
tu rostro de Siervo sufriente tan desfigurado,
tu costado abierto regando la tierra con sangre y agua.
Lo has dado todo y te has quedado abierto, pobre y pequeño. Nos amas sin lógica, sin medida, sin nada a cambio.
Nos amas porque lo tuyo es amor fiel.
Te miramos y te vemos humano, muy humano. Tu humanidad nos sobrecoge y subyuga.
Tanto amor tuyo, sembrado en nuestro pecado, nos deja sin palabra.
Padre Nuestro
Oración de la mañana:
sábado 30 marzo
¿Comodidad?
Como
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Hospitalidad
Introducción
Hoy es el día de la ausencia. Jesús nos ha sido arrebatado. Día de dolor, de reposo, de esperanza, de soledad. El mismo Cristo está callado. Él, que es el Verbo, la Palabra, está callado. Después de su último grito de la cruz "¿por qué me has abandonado"? ahora él calla en el sepulcro. Descansa: "todo se ha cumplido". Él se nos ha dado
El Sábado es el día en que experimentamos el vacío. Si la fe, ungida de esperanza, no viera el horizonte último de esta realidad, caeríamos en el desaliento: "nosotros esperábamos... ", decían los discípulos de Emaús.
Es un día de meditación y silencio. Algo parecido a la escena que nos describe el libro de Job, cuando los amigos que fueron a visitarlo, al ver su estado, se quedaron mudos, atónitos ante su inmenso dolor: "se sentaron en el suelo junto a él, durante siete días y siete noches. Y ninguno le dijo una palabra, porque veían que el dolor era muy grande" (Job. 2, 13).
Madre, ¿qué vale todo el universo y el poder
Frente a una sola llaga de tu Hijo?
Madre, ¿qué ven tus ojos cuando lloras junto a Él,
Cuando le besas todas las heridas?
Madre, quiero ver lo que tú ves.
Madre, ¿a dónde fueron las palabras que escuché?,
¿a dónde fue el calor de sus latidos?
Madre, ¿a dónde fue tu Amado?, yo lo buscaré,
Y lo pondré al abrigo de tus brazos,
Madre, donde Dios quiso nacer.
Mécele en tus brazos esta noche como ayer,
Bajo el frío y el misterio de Belén.
Sólo con su sangre volveremos a nacer,
Con la sangre de Jesús de Nazaret.
Madre, yo bajaré temblando a Cristo de la Cruz,
Lo cubriremos juntos de caricias.
Madre, me asomaré al costado abierto de su amor,
Y miraré lo cielos nuevos
Donde adoran a tu Hijo vencedor.
No hay dolor tan grande comparable a tu dolor,
No hay más vida que la muerte por amor.
Cuando todos huyan, cuando pierdan la razón,
Velaré contigo el Rostro de mi Dios.
Madre, átame fuerte con tus brazos a la Cruz.
No quiero más tesoro que sus clavos.
Madre, quiero mirarte cuando no encuentre la luz,
Y recorrer contigo cada paso,
Madre, del camino de la Cruz.
Guárdame en tus brazos esta noche junto a Él,
Venceremos a la muerte con la fe.
Calmaremos juntos el deseo que escuché
De sus labios que aún repiten "Tengo sed",
De sus labios que aún me dicen "Tengo sed".
Madre
Salmo 16 (15)
Antífona: Protégeme Dios mío me refugio,
protégeme Dios mío me refugio en ti
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: "Tú eres mi bien".
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.
Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
Gloria al Padre...
Antífona: Protégeme Dios mío me refugio,
protégeme Dios mío me refugio en ti
Oración a dos coros
Porque no tienes ya pies
que recorran los caminos,
avanza, hoy, Señor,
si quieres con los míos.
Porque no pueden tus ojos acariciar el mundo,
contempla, observa y ama tomando mi mirada.
Porque hoy no tienes labios que griten tu palabra,
aquí tienes los míos, tu boca prolongada.
Porque no viven tus manos para dejar
la tierra transformada,
trabaja con las mías y déjalas gastadas.
Y porque sé que vive
tu corazón abierto en herida enamorada,
colócalo en el sitio en que me faltas y
prolonga en mi sentir tus sentimientos, tus huellas, tus manos,
tu labio y tu mirada.
Y a través de mi vida, completa la misión temporal
que en tu vida dejaste inacabada.
Con todo lo que soy, como instrumento,
contempla hoy, Señor, habla, trabaja,
acaricia, camina, besa y ama.
Lectura Evangélica:
Jn 12, 23-25
“En verdad, en verdad os digo: Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. Quien vive preocupado por su vida la perderá; en cambio, quien no se aferre a ella, la conservará para la vida eterna”.
Oración final
María, que has puesto tu vida a la total
disposición de Dios,
haznos fieles servidores de su Palabra.
Tú que fuiste la primera en llevar el alegre
anuncio de salvación a Isabel,
ayúdanos a anunciar con prontitud
y alegría a Jesús a todo el que nos escucha.
Tú que conservabas y meditabas en tu corazón
los acontecimientos de la vida de Jesús
dispón nuestro ánimo a la escucha de la Palabra que anunciamos.
y haz que cada uno de nosotros pueda ser
signo viviente del mensaje que transmites
María ora pro nobis
¡Ave María!, ¡Ave!
Ave María, ¡Ave!
Madre de la espera
Y mujer de la esperanza
Ora pro nobis
Madre de sonrisa
Y mujer de los silencios
Ora pro nobis
Madre de frontera
Y mujer apasionada
Ora pro nobis
Madre del descanso
Y mujer de los caminos
Ora pro nobis
¡Ave María!, ¡Ave!
Ave María, ¡Ave!
Madre del respiro
Y mujer de los desiertos
Ora pro nobis
Madre del ocaso
Y mujer de los recuerdos
Ora pro nobis
Madre del presente
Y mujer de los retornos
Ora pro nobis
Madre del amor
Y mujer de la ternura
Ora pro nobis
¡Ave María!, ¡Ave!
Ave María, ¡Ave!
¡Ave María!, ¡Ave!
Ave María, ¡Ave!
Celebración penitencial:
sábado 30 marzo
¿Comodidad?
Como
di
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dad
=
Hospitalidad
Monición
El Señor rompe todo aquello que nos esclaviza. Dichoso nosotros porque sabemos que nos llama a pararnos, a mirar nuestro corazón, a eliminar tantas y tantas caretas que hemos puesto en nuestro rostros que nos impiden mostrarnos como hijos e hijas de un mismo. En esta mañana de sábado santo, acompañando a María, la mujer del silencio, se nos invita a dejar atrás todos nuestros lastres y
MATERIALES QUE TE PUEDEN AYUDAR:
Pasión de Dios
¿Por qué tengo miedo de mí mismo?
¿Por qué no disfruto hoy de cada minuto?
¿Por qué querría ser de un modo distinto?
¿Por qué vivo siempre en lo que haré?
Tanta cosa para motivarme
Basta ya de maltratarme
¿Dime, Padre, por qué no me quiero?
Solo tu aprecio mata mi desprecio
Hazme oír lo que te gusto
Que vea que me miras con pasión
Que a nadie quieres tanto como a mí
¡Soy pasión de Dios!
Me dicen que huya de mi debilidad
Tú me dices que permanezca en ella
Me valoran por éxitos y perfección
Tú disfrutas conmigo tal y como soy
Débil, enfermo y en pecado
Impuro, impotente y quebradizo
Solo así descubro como me amas
Solo así descubro como me quieres
Hazme oír lo que te gusto
Que vea que me miras con pasión
Que te recreas en mi belleza
Que soy la niña de tus ojos
Que a nadie quieres tanto como a mí
Eres mi padre y enloqueces
Que a nadie quieres tanto como a mí
¡Soy pasión de Dios!
Con la furía del mar
Y la solidez de la roca
Con el ímpetu de la tormenta
La fuerza del vendaval
Con esa misma contundencia tú me dices
"Tú eres mio, tú eres mio"
Hazme oír lo que te gusto
Que vea que me miras con pasión
Que te recreas en mi belleza
Que soy la niña de tus ojos
Que a nadie quieres tanto como a mí
Eres mi padre y enloqueces
Que a nadie quieres tanto como a mí
¡Soy pasión de Dios!
Introducción al Salmo
Porque sabemos que el amor de Dios es infinito y misericordioso, pidámosle ahora con este salmo, que nos ayude a romper de nuestra vida todas las cadenas que nos atan, aquello que es falsedad, corazón de piedra, desamor…
Salmo
Yo sé que me quieres, Señor, porque eres bueno,
porque tienes un corazón sensible, perdóname.
Limpia mi corazón del pecado,
y de mis caídas continuas levántame.
Me siento pecador ante ti, que eres santo.
Mi pecado está agarrado a mí.
Contra ti, contra ti sólo pequé.
Tus ojos han visto con pena mi corazón manchado.
Tú me miras fijamente y amas lo profundo
y limpio que hay dentro de mí.
Me amas suavemente, como amigo en el silencio.
Abrázame y tu amor me cambiará el corazón.
Sé mi amigo y caminaré hasta la cumbre.
Ya sé que tú no te andas con hipocresías
y que no quieres de mi palabras vacías.
Lo que me pides es un corazón arrepentido,
un corazón noble y sincero es lo que tú quieres.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu…
Lectura evangélica: Lc. 22, 54-62
Lo arrestaron, lo condujeron y lo metieron en casa del sumo sacerdote. Pedro le seguía a distancia. Habían encendido fuego en medio del patio y estaban sentados alrededor; Pedro se sentó entre ellos. Una criada lo vio sentado junto al fuego, lo miró fijamente y dijo: También éste estaba con él. Pedro lo negó diciendo: No lo conozco, mujer. A poco, otro lo vio y dijo: También tú eres uno de ellos. Pedro respondió: No lo soy, hombre. Como una hora más tarde otro insistía: Realmente éste estaba con él, pues, también es galileo. Pedro contestó: No sé lo que dices, hombre. Al punto, cuando aún estaba hablando, cantó el gallo. El Señor se volvió y miró a Pedro; éste recordó lo que le había dicho el Señor: Antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces. Salió afuera y lloró amargamente.
Examen de conciencia y confesiones
En primer lugar te invito a que revises tu vida con valentía. Hazte consciente de la realidad en tu vida y no de lo que te gustaría que fuese. Atrévete y encuéntrate cara a cara con tus debilidades, reflexiona acerca de las veces que como Pedro, niegas a Jesús.
Carecemos de toda influencia sobre el pasado, cualquier escenario imaginario sobre el que intentemos revivir algún hecho del que nos arrepentimos cae por su propio peso: no es posible echar marcha atrás en el tiempo. Solo hay un acto de libertad que podamos plantear con respecto a nuestro pasado: aceptarlo tal y como es y ponerlo confiadamente en manos de Dios.
1. ¿Es Dios una prioridad en tu vida? ¿Y la oración?
El lazo que se anuda con Dios en la oración es un elemento fundamental de estabilidad en nuestra vida. Dios es la Roca, su amor es inconmovible “El Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de mudanza” (St 1, 17).
2. ¿Eres libre? Si a veces no te sientes libre, ¿qué te esclaviza?
Tenemos una tendencia a llenar nuestra vida con una multitud de cosas materiales que endurecen nuestro corazón, nos esclavizan y nos hacen caminar atados.
3. ¿Quién/quienes son las raíces de tu alegría?
Todos, si miramos hacia atrás, tenemos personas que fueron y son un rayo de luz para la vida: padres, abuelos, amigos, sacerdotes, religiosos, catequistas, profesores. Ellos son como las raíces de nuestra alegría.
¿Eres agradecido, cuidas tus raíces de la alegría? ¿Pasas tiempo de calidad con ellos?
4. ¿Quién, quienes son las raíces de tu tristeza y preocupación?
También en nuestra vida podemos tener a nuestro lado personas que no nos permiten ser nosotros mismos, nos alejan de Dios…. Incluso en ocasiones también nosotros podemos ser raíces de preocupación y tristeza para los demás….
¿Eres consciente de la presencia de estas raíces en tu vida? ¿Te muestras realmente cómo eres o como los demás esperan de ti?
5. El verbo amar sólo se conjuga en presente. Esta actitud de fe es sumamente valiosa, pues evita que vivamos como tantas personas que sufren una permanente insatisfacción sintiéndose ahogados entre un pasado que les pesa y un futuro que les inquieta. Por el contrario vivir el presente ensancha el corazón. ¿Sientes vacío en tu interior? ¿Estás preocupado por lo que te ocurrió en el pasado? ¿Te proyectas en el futuro de tal manera que dejas lo importante para más adelante o esperas circunstancias mejores para poder actuar?
6. Sobre tus estilos de vida. Se nos pide nada más que algo de responsabilidad ante la herencia que dejaremos tras nuestro paso por este mundo.
¿Cómo son tus hábitos de compra? ¿Sabes de dónde procede la ropa que compras?
¿Te preocupa el planeta en el que vives? ¿Haces algo para frenar el cambio climático en tu día a día? ¿O te gusta el buen tiempo y el calorcito y estás encantado con el sol y las altas temperaturas gran parte del año?
7. Sobre el servicio
Jesús es el modelo por excelencia del voluntario cristiano “Él "no vino a ser servido, sino a servir" (Mt 20, 28), y "siendo rico, por nosotros se hizo pobre a fin de que nos enriqueciéramos con su pobreza" (2 Co 8, 9). En el Cenáculo, durante la última Cena, después de lavar los pies a sus discípulos, el Maestro les dijo: "Os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros" (Jn 13, 15)
¿Realizas actividades de voluntariado? ¿Haces algo para incluir en la sociedad a los invisibles o los despreciados?
Invocaciones al Padre
Abrazo de Paz
Oración Final
Bendito sea cada momento que me ha hecho recordarte y buscarte. Porque cada oportunidad de estar contigo es como un pasaje a vivir el paraíso en la tierra, porque cuando me acerco feliz y radiante a darte gracias, siento tu amor que me anima a continuar. Porque cuando me acerco a ti cabizbajo o desanimado siento tu abrazo que me llena de fuerzas para seguir adelante. Porque cuando me acerco a ti lleno de arrepentimiento siento tu mano que me perdona y levanta… porque cuando me acerco a ti, nada sigue igual, Tú me transforma y me invitas a renacer a una Vida Nueva. Amén
Oración de la mañana:
domingo 31 marzo
¿Comodidad?
Como
di
,
dad
=
Hospitalidad
Introducción
Hoy nos despertamos con la gran noticia: ¡Jesús ha resucitado!
El sepulcro se ha abierto, la enorme roca que tanto pesaba se ha movido y la oscuridad da paso a la luz. Todo ha cambiado. Y nosotros también lo hemos hecho.
¿Recuerdas cuando nos sentamos aquí el miércoles a rezar juntos por primera vez en esta Pascua? Mira todo lo que ha cambiado a pesar de ser "sólo" 4 días. Mira tú tarro de cristal, con tu semilla y esos papeles que durante estos días te han ido recordando cuáles son las barreras que te pones para no salir de tu zona de confort. Ahora quizás se ven de otra forma. Alguno de los papeles ya no pesan tanto como la roca del sepulcro cuando se cerró. Otros puede que nos cueste moverlos todavía, claro, es normal. Pero hoy una luz distinta los está iluminando.
Mirar nuestras comodidades desde la luz del resucitado las hace diferentes. Hoy vamos a repetir la misma oración con la que empezamos la Pascua pero... Eso es imposible, porque algo ha cambiado, algo nuevo nace hoy. Nace porque primero ha muerto y ha muerto indudablemente para dar fruto. Indudablemente lo ha hecho por nosotros, por amor. E indudablemente lo hace para que resucitemos con él.
Indudablemente
Rescate
Yo te quiero amar, sigo buscando maneras
Te quiero entender, pero no encuentro razón
Porque tu amor nunca se rinde y va, y va, y va
Si esa forma extraña tengo de sentir
Si a pesar de todo puedo resistir
Indudablemente tú estás en esto
Cuánto me has amado a pesar de mí
Atraviesas toda la tormenta
Indudablemente tú, oh, indudablemente tú
Incondicional has rescatado mi vida
Tu fidelidad vuela por sobre el temor
Porque tu amor nunca se rinde y va, y va, y va
Si esa forma extraña tengo de sentir
Si a pesar de todo puedo resistir
Indudablemente tú estás en esto
Cuánto me has amado a pesar de mí
Atraviesas toda la tormenta
Indudablemente tú
Corres el velo y devuelves el cielo a mi amanecer
Me amas con celo y a cada momento me haces saber
Que me quieres bien
Si esa forma extraña tengo de sentir
Si a pesar de todo puedo resistir
Indudablemente tú
Cuanto me has amado a pesar de mí
Atraviesas toda la tormenta
Indudablemente tú, ohh, indudablemente tú
Oh, oh, eres Indudablemente tú
Indudablemente tú oh, indudablemente tú
LECTURAS BIBLÍCAS: Las respuestas a la llamada
Abraham (Génesis 12:1-3):
- “Abraham sal de tu tierra y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todos los linajes de la tierra”
Marchó, pues, Abram, como se lo había dicho Yahveh, y con él marchó Lot. Tenía Abram 75 años cuando salió de Jarán. (Génesis 12: 4):
Moisés (Éxodo 3:10-12):
- "Moisés, ahora, pues, ven, que te envío a Faraón, y saca a mi pueblo, los israelitas, de Egipto.”
- “¿Quién soy yo para presentarme ante Faraón y sacar a los israelitas de Egipto?”
- “Yo estaré contigo; y esta será la señal que yo te envío: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, serviréis a Dios en este monte”
Así se fue Moisés, y volviendo a su suegro Jetro, le dijo: Iré ahora, y volveré a mis hermanos que están en Egipto (Éxodo 4, 18)
Apóstoles (Mateo 4:18-19):
Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo:
- “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”
- Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron (Mateo 4:20)
(Mateo 4:21)
“Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Santiago hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó
Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron” (Mateo 4:22):
Pablo (Hechos 9 3-6):
- En el viaje, cuando estaba ya cerca de Damasco, de repente una luz del cielo resplandeció alrededor de él. Cayó en tierra y oyó una voz que le decía:
- «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?»
Él preguntó:
- “¿Quién eres, Señor?”
La voz le respondió:
“Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer”
Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Le llevaron de la mano y le hicieron entrar en Damasco.…“ (Hechos 9, 8)
Tú (Diferentes momentos que sólo tú sabes):
- Vuelve a traer a tu mente las llamadas de Jesús en tu vida
- ¿Qué te gustaría responder? ¿Qué puedes hacer para dar esa respuesta?
CANTO: Sé que voy contigo
Sé que voy contigo, sé que me acompañas,
sé que Tú me quieres haga lo que haga (bis).
En tu presencia yo andaré todos los días de mi vida
y con gozo sentiré que Tú jamás me olvidas.
Quiero ser tu amigo, quiero ser tu casa, ser tu confidente, ser de ti, palabra (bis).
Confiarme siempre en Ti sabiendo que nunca fallas
y me trajiste a la vida tan sólo porque me amas.
Dinámica
Salmo 139 adaptado:
“Yo te sondeo”
Yo te sondeo y te conozco,
sé lo que estás haciendo
y percibo tus pensamientos,
sé cuando caminas,
sé de tus cansancios y descansos.
Tus pasos me son familiares.
Cuando vas a hablar,
entiendo lo que vas a decir,
estoy alrededor, presente,
te envuelvo con mi mano…
Sé que es difícil que lo entiendas,
sé que es imposible que me abarques…
¿Dónde irás para estar lejos de mí?
¿Cómo escapar de mí?
En lo más alto y en lo más hondo,
Allí estaré contigo,
En cualquier lugar,
Allí tendrás mi mano
dispuesta a sostenerte.
Incluso si dejas de creer en mí,
en tus tinieblas veré.
Yo creé tus entrañas,
te plasmé en el seno materno
te formé y eres admirable…
eres maravilloso.
Conozco tu alma hasta el fondo
y nada de ti se me oculta,
pues desde que fuiste tejido
en lo profundo de la tierra
veía yo tus acciones,
intuía tus días, esperaba tus pasos…
Tú eres mi obra maravillosa,
lo sé, y créeme, te conozco.
Y aunque a Ti te cueste conocerme,
pase lo que pase, seguiré a tu lado
Padre Nuestro
Levántate y anda
No tengas miedo tú no te rindas no pierdas la esperanza
No tengas miedo Yo estoy contigo en lo que venga
y nada
puede ni podrá el desconsuelo retando a la esperanza
Anda
levántate y anda.
No tengas miedo no desesperes no pierdas la confianza
No tengas miedo Yo estoy contigo siempre y a donde vayas
No dejes que envejezca un solo sueño cosido a alguna almohada
Anda
levántate y anda.
No tengas miedo Yo te sujeto sólo confía y salta.
No tengas miedo voy a cuidarte te alzaré cuando caigas
Siempre puedes empezar de cero Yo lo hago todo nuevo
Anda
levántate y anda.
Tú eres mi sueño y mi causa no pienses que voy a dejarte caer
voy a despertarte y estaré a tu lado
para que cada día sea un nuevo renacer.
Y para que tengas vida!
Anda! Levántate!