Hospitalaria
Levántate, Él te espera
31 mar. - 3 abr. 2023 | Carabanchel, Madrid
Pre-pascua
2023
Oración de la noche:
Viernes 31 marzo
Ven ahora (Somos Sión)
Ven ahora, Santo Espíritu,
ven y toma tu lugar.
Somos Sión, Tú eres Rey,
ven y úngenos Señor,
ven ahora, ven a mí.
Introducción
Levántate, Él te espera. Sí. Ese es el lema de esta Pre-Pascua, y es el objetivo de todo lo que vamos a vivir en estos días. La experiencia de que nuestra vida no es mera casualidad, y por ello lo que hacemos, decidimos y vivimos no debe ser simple inercia.
Jesús te va a invitar a levantarte, como hizo con Lázaro hace unas semanas, y como hará Él mismo venciendo a la muerte en la Pascua que viviremos la semana que viene. Pero no te llama a levantarte para estar solo, para perderte. Jesús llama siempre para el encuentro, es el máximo deseo de Dios con el hombre, la comunión contigo.
Pero esta llamada no es sólo una esperanza del final de nuestros días. Estamos invitados a gozar de esa comunión hoy, ya mismo.
En estos días la Iglesia te invita a descubrir algunos de los mayores tesoros que tiene: la oración, los sacramentos y la caridad.
En esta casa se bebe del carisma en el que se tradujo la experiencia del Amor que tuvo San Juan de Dios. Es el carisma de la Hospitalidad.
Con el Espíritu Santo, al cual invocaremos en cada oración, nos adentramos en estos misterios.
Rezaremos con el himno de completas, en comunión con millones de jóvenes y cristianos que las rezan en la noche. También rezaremos con salmos adaptados, y tendremos como momento principal uno de los Evangelios que dan su sentido al carisma de la Hospitalidad.
Himno
Antes de cerrar los ojos,
los labios y el corazón,
al final de la jornada,
¡buenas noches!, Padre Dios.
Gracias por todas las gracias
que nos ha dado tu amor;
si muchas son nuestras deudas,
infinito es tu perdón.
Mañana te serviremos,
en tu presencia mejor.
A la sombra de tus alas,
Padre nuestro, abríganos.
Quédate junto a nosotros
y danos tu bendición.
Antes de cerrar los ojos,
los labios y el corazón,
al final de la jornada,
¡buenas noches!, Padre Dios.
Gloria al Padre omnipotente,
gloria al Hijo Redentor,
gloria al Espíritu Santo:
tres Personas, sólo un Dios. Amén.
Salmo: Lo tuyo es darte
Antífona: El amor no dice basta. Amor y más amor, que nunca dice basta.
Lo tuyo es darte
Nos empeñamos en apropiarnos de todo
y nos quedamos solo con la frustración.
Queremos programar cada instante
pero la vida se nos escapa de las manos.
Nos gustaría conocerlo todo
y nos descubrimos los más ignorantes.
Soñamos con triunfar en cada proyecto
pero el fracaso nos devuelve a nuestro sitio.
Lo tuyo es dar, darte, sin calcular.
Lo nuestro es recibir, acoger, sin preguntar.
Solo me conozco al mirarme en Ti.
Eres el manantial del que todo brota,
donde veo la primera luz y empiezo a correr.
Eres el mar, donde todo acaba
hacia allá me dirijo, en Ti quiero descansar.
Javi Montes, SJ
Antífona: El amor no dice basta. Amor y más amor, que nunca dice basta.
Lectura Evangélica:
Mt 25, 31-40
Cuando el Hijo del Hombre llegue con majestad, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria y ante él comparecerán todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Colocará a las ovejas a su derecha y a las cabras a su izquierda. Entonces el rey dirá a los de la derecha: Venid, benditos de mi Padre, a heredar el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, era inmigrante y me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis, estaba enfermo y me visitasteis, estaba encarcelado y vinisteis a verme. Los justos le responderán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber, inmigrante y te recibimos, desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y fuimos a visitarte? El rey les contestará: Os aseguro que lo que hayáis hecho a uno solo de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis.
Compartir en la noche
Vamos a dejar un especio para compartir aquello con lo que vengo, no hace falta que nos extendamos, ya tendremos tiempo. Pero es importante que nosotros mismos pensemos cómo nos situamos en este finde, y poder compartirlo en la asamblea.
Para ello os invitamos a decir:
Compartimos lo que somos, no solo las buenas vibras. A esta experiencia vamos a entrar desde nuestra realidad, desde los miedos y las dificultades, hasta las grandes expectativas y deseos que tiene mi corazón.
En la última frase, si os ayuda, podéis decir qué esperáis de esta Pre-Pascua.
Después de hablar, busco mi nombre ante el sagrario. Esta experiencia es para mí, tiene mi nombre.
Al terminar, escuchamos la canción "El Abrazo", de Hakuna.
Padre Nuestro
Oración final
Oh, Dios, mi corazón joven te busca, fascinado y apasionado,
porque sólo en ti hay respuesta a lo largo del camino;
te busco, después de dejar atrás cosas vacías que encontré y que ahora,
son para mí nada, ante ti, que eres mi Tesoro escondido.
Tengo sed de ti, de tu pan y de tu palabra de vida; tengo sed de ti,
de la verdad de tu Evangelio; tengo sed de ti, de comunión con tu Iglesia;
tengo sed de ti, de la fuerza de tu Espíritu.
Te busco, y sé que estás vivo, presente entre nosotros, que en tu nombre,
Señor Jesús, nos hemos reunido.
(Adaptación del Salmo 62)
Oración de la mañana:
Sábado 1 abril
Ven amor de Dios
Ven Amor de Dios, inunda mi alma,
ven a mi, con fuerza y poder.
Ven Amor de Dios.
Introducción
Jesús nos invita a construir el Reino desde sus premisas, desde su estilo de vida, desde su forma de ver el mundo y desde su forma de amar. Y el amor nos llega a través del conocimiento que tengamos de su persona. Porque el conocimiento del Señor no es algo teórico sino experiencial. La experiencia de Cristo comienza en el reconocimiento de todo lo que Él ha hecho por mí. Jesucristo me amó y se entregó por mí en la cruz.
Cristo me amó primero y ahora es mi turno de corresponder a su amor. La experiencia del conocimiento de Cristo se hace en la oración, en la Eucaristía y en la cruz de cada día cuando tengo la humildad para acercarme a Él y pedirle su ayuda. Que a lo largo de este día tengamos los ojos bien abiertos para saber descubrir su presencia en cada uno de los acontecimientos que vamos a vivir.
Salmo adaptado
Antífona: Tu fidelidad es grande, tu fidelidad, incomparable es. Nadie como tú, bendito Dios. Grande es tu fidelidad.
Hoy el dolor es real
en mi cuerpo y en mi espíritu.
Hoy mi herida quiere invadirme,
llenar mi corazón de cansada pesadumbre,
desgarrarme como una multitud a la estampida,
arrinconar todo mi cuerpo.
Este soy yo: un herido.
Acojo toda mi historia de lucha.
Amo a las personas que me hirieron
y me reposo con toda mi ambigüedad
que fue tejiendo sus trampas
en mi profundo secreto.
Soy amado por ti, Dios de la vida.
Y quieres que viva en mí
todo lo que tú has sembrado.
Con este día que amanece
quiero girar mis ojos
hacia el sol que se levanta
despertando los colores
y rumor de pasos en todos los senderos.
Que la paz del alba
recorra como agua viva
los laberintos de mi secreto.
Ahora, no mañana.
Ahora te dejo amanecer y recrearme.
No importa el dolor que nos quede.
Quiero unirme a ti en la búsqueda de la vida,
arriesgarme contigo en la apuesta del camino,
permanecer junto a ti en la paciencia, sumergido.
Más allá de lo que logre descifrar mi secreto,
todo mi misterio está dentro del nido de tus manos,
como una paloma confiada y asustada al mismo tiempo,
la hora precisa de ser lanzada al aire
para que cree el vuelo, juegue y viva.
Empieza a volar el día.
Aroma de café temprano,
llanto de niños,
saludos breves y estrenados.
Con toda la creación,
amanecen a mis primeros pasos.
Antífona: Tu fidelidad es grande, tu fidelidad, incomparable es. Nadie como tú, bendito Dios. Grande es tu fidelidad.
Lectura Evangélica:
Juan 11, 45-57
En aquel tiempo, muchos judíos que habían ido a visitar a María y vieron lo que hizo creyeron en él. Pero algunos fueron y contaron a los fariseos lo que había hecho Jesús. Los sumos sacerdotes y los fariseos reunieron entonces el Consejo y dijeron: ¿Qué hacemos? Este hombre está haciendo muchas señales. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, entonces vendrán los romanos y nos destruirán el santuario y la nación. Uno de ellos, llamado Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: No entendéis nada. ¿No veis que es mejor que muera uno solo por el pueblo y no que muera toda la nación? No lo dijo por cuenta propia, sino que, siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús moriría por la nación. Y no sólo por la nación, sino para congregar a los hijos de Dios que estaban dispersos. Así, a partir de aquel día, acordaron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se marchó a una región próxima al desierto, a un pueblo llamado Efraín, y se quedó allí con los discípulos. Se acercaba la Pascua judía y muchos subían del campo a Jerusalén para purificarse antes de la fiesta. Buscaban a Jesús y, de pie en el templo, comentaban entre sí: ¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta o no? Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes para que quien conociese su paradero lo denunciara, de modo que pudieran arrestarlo.
Tu Rostro
Tu conoces cada uno de mis gestos
Las palabras que quisiera pronunciar
Tu me estechas en tus brazos si tropiezo
Y me pierdo en medio de la oscuridad
No te olvidas de ninguno de mis sueños
Y a tu lado se hacen todos realidad
Buscaré tu rostro señor
Todos los deseos se hacen uno entre los dos
Buscaré tu rostro señor
No hay amor más grande que el amor
Tu le das una respuesta a mis preguntas
Y me llenas el camino de tu paz
No hay barrera que no sabe con tu ayuda
No hay un cielo que no pueda conquistar
Que poco es una vida para darla
Que corta es junto a ti la eternidad
Buscaré tu rostro señor
Todos los deseos se hacen uno entre los dos
Buscaré tu rostro señor
No hay amor más grande que el amor
Oración final: Jesús en quien creo
Creo en el Jesús humano humilde niño de Nazaret,
que entre olor a madera y dulzura filial
supo descubrir el amor del Padre a la humanidad.
Amor que despertó su vida,
en el amanecer del Reino que llegaba,
al descubrir en cada hombre y mujer
la grandeza del Dios encarnado.
Es mi Cristo de pies morados de tanto pasar frío;
pero que a la vez están rojos de la pasión andada
por el hombre y sus caminos.
Es Jesús de silencios; de sintonía con el Padre.
Rostro que hoy se repite,
en todas las gentes del mundo;
pues mi Cristo, es universal.
Rostro que hoy siento y veo desfigurado como aquel día en la cruz.
Es mi Cristo en el llanto del niño abandonado.
En los ojos clavados, del emigrante en el mar.
En la voz femenina que aclama como María,
su Magníficat de Justicia e Igualdad.
O los surcos abiertos del obrero, esperando su jornal.
Este es mi Jesús.
Eso y más es su identidad;
porque en cinco letras cabe todo un hombre y mucho más.
Dios silente y escondido,
como plegaria suave al mar;
que te invita a entregarte a su ritmo;
que te atrapa en libertad.
Que solo espera, a que tomes tu cruz,
para hacerte resucitar.
Dinámica:
Sábado 1 abril
Lectura Evangélica:
Juan 11, 45-57
En aquel tiempo, muchos judíos que habían ido a visitar a María y vieron lo que hizo creyeron en él. Pero algunos fueron y contaron a los fariseos lo que había hecho Jesús. Los sumos sacerdotes y los fariseos reunieron entonces el Consejo y dijeron: ¿Qué hacemos? Este hombre está haciendo muchas señales. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, entonces vendrán los romanos y nos destruirán el santuario y la nación. Uno de ellos, llamado Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: No entendéis nada. ¿No veis que es mejor que muera uno solo por el pueblo y no que muera toda la nación? No lo dijo por cuenta propia, sino que, siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús moriría por la nación. Y no sólo por la nación, sino para congregar a los hijos de Dios que estaban dispersos. Así, a partir de aquel día, acordaron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se marchó a una región próxima al desierto, a un pueblo llamado Efraín, y se quedó allí con los discípulos. Se acercaba la Pascua judía y muchos subían del campo a Jerusalén para purificarse antes de la fiesta. Buscaban a Jesús y, de pie en el templo, comentaban entre sí: ¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta o no? Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes para que quien conociese su paradero lo denunciara, de modo que pudieran arrestarlo.
Vamos a dejar que resuene este Evangelio en nuestro interior y nos vamos a centrar en los signos que hacía Jesús:
Hacemos grupos de 4 personas y dedicamos un espacio inicial para reflexionar a nivel individual estas preguntas.
Posteriormente compartimos en grupo las respuestas de cada pregunta
Finalmente pensamos en un signo para compartir en el grupo grande al final de la mañana. Aquí apelamos a vuestra creatividad, teniendo en cuenta que lo importante es que nos sirva a nosotros y pueda ser entendible para el resto de grupos.
CANTOS EUCARISTÍA:
Sábado 1 abril
Entrada
Abrid las puertas de par en par
que va a entrar el Rey de la gloria.
Abrid las puertas de par en par
que va a entrar el Hijo de Dios.
Para celebrar dos mil años de luz,
dos mil años de misericordia
Para celebrar dos mil años de luz,
dos mil años de liberación
Cerrad los ojos y contemplad
la presencia del cielo en nosotros
Vivimos juntos en comunión
santos, ángeles e hijos de Dios.
Para celebrar dos mil años de luz,
dos mil años de misericordia
Para celebrar dos mil años de luz,
dos mil años de liberación...
EN TI
Aclamación al Evangelio
Que tu Palabra nos cambie el corazón.
Que tu Palabra nos cambie el corazón.
Transforma en nieve el carbón,
de nuestro gris corazón.
Que tu Palabra nos cambie el corazón.
Ofertorio
Qué te puedo dar
que no me hayas dado Tú;
qué te puedo decir
que no me hayas dicho Tú
qué puedo hacer por ti
si yo no puedo hacer nada
si yo no puedo hacer nada
si no es por ti, mi Dios
Todo lo que sé, todo lo que soy
todo lo que tengo es tuyo.
Todo lo que sé, todo lo que soy
todo lo que tengo es tu - yo.
Santo
Santo ooo oo, Santo, ¡Hosa-anna! (bis)
Hosanna hey, Hosanna hey, Hosanna a Cristo el Señor. (bis)
Los cielos y la tierra están llenos
de tu gloria Señor.
Hosanna hey, Hosanna hey, Hosanna a Cristo el Señor. (bis)
Bendito el que viene en el nombre,
en el nombre del Señor
Hosanna hey, Hosanna hey, Hosanna a Cristo el Señor. (bis)
¡Venga esas palmas!
Paz
La paz te doy, a ti, mi hermano,
la paz que Dios me regaló,
y en un abrazo a ti te entrego
la paz que llevo en mi corazón. (x2)
Recíbela, recíbela,
esta es la paz
que el mundo no te puede dar. (x2)
Comunión
Como el padre me amo
yo os he amado
permaneced en mi amor,
permaneced en mi amor.
Si guardais mis palabras
y como hermanos os amais
compartireis con alegria
el don de la fraternidad.
Si os poneis en camino
sirviendo siempre a la verdad
fruto dareis en abundancia
mi amor se manifestará.
Como el padre me amo
yo os he amado
permaneced en mi amor,
permaneced en mi amor.
No veréis amor tan grande
como aquel que os mostré
yo doy la vida por vosotros
amad como yo os amé.
Si hacéis lo que os mando
y os queréis de corazones,
compartiréis mi pleno gozo
de amar como El me amó.
María mírame
María, mírame María, mírame
Si Tú me miras Él también me mirara
Madre mía, mírame De la mano llévame
Muy cerca de Él Que ahí me quiero quedar
María, cúbreme con tu manto
Que tengo miedo, no sé rezar
Que por tus ojos misericordiosos
Tendré la fuerza, tendré la paz
María, mírame María, mírame
Si Tú me miras Él también me mirara
Madre mía, mírame De la mano llévame
Muy cerca de Él Que ahí me quiero quedar
Oración de la noche:
Sábado 1 abril
Ven ahora (Somos Sión)
Ven ahora, Santo Espíritu,
ven y toma tu lugar.
Somos Sión, Tú eres Rey,
ven y úngenos Señor,
ven ahora, ven a mí.
Introducción
Al final del día, venimos ante Ti para ofrecer nuestro corazón y nuestra vida.
Hoy mi corazón no está indiferente. Quizás dolido, impresionado, tocado, emocionado o enamorado. Hoy hemos tenido experiencia de ver a Cristo en el hermano, y al mismo tiempo, poder ser Cristo en su vida. Éste es uno de los misterios más preciosos y sagrados de la Hospitalidad.
Habiendo reflexionado sobre los signos que ha hecho Jesús en mi vida, y los que me invita a hacer en mi vida, habiendo compartido con los usuarios del centro, nos adentramos en esta oración de la noche parra finalizar el día.
El himno, los salmos, las oraciones, me guiarán a un momento de silencio en el que podré escribir en un papel, aquello que quiero que quede grabado en mi corazón.
Himno
El sueño, hermano de la muerte,
a su descanso nos convida;
guárdanos tú, Señor, de suerte
que despertemos a la vida.
Tu amor nos guía y nos reprende
y por nosotros se desvela,
del enemigo nos defiende
y, mientras dormimos, nos vela.
Te ofrecemos, humildemente,
dolor, trabajo y alegría;
nuestra plegaria balbuciente:
«Gracias, Señor, por este día.»
Recibe, Padre, la alabanza
del corazón que en ti confía
y alimenta nuestra esperanza
de amanecer a tu gran Día.
Gloria a Dios Padre, que nos hizo,
gloria a Dios Hijo Salvador,
gloria al Espíritu divino:
tres Personas y un solo Dios. Amén.
Salmo al Señor de la vida
Antífona: Ven, Amor de Dios, inunda mi alma. Ven a mí, con fuerza y poder. Ven, Amor de Dios.
Señor de la Vida nos has dado el ejemplo,
nos enseñaste a amar hasta el extremo,
nos mostraste con tu vida
lo que es vivir para los demás.
Ayúdanos a vivir el mandamiento del amor,
siguiendo tus pasos, tus opciones,
tu estilo y forma de amar.
Amar como Jesús,
empezando por los más pobres,
por los excluidos del mundo,
por aquellos que a nadie le preocupan,
pero sí le importan, y mucho,
a nuestro verdadero Dios.
Amar como Jesús,
sintiendo compasión activa por el otro,
comprometiéndose con el dolor ajeno,
haciéndose próximo al que sufre y está abandonado,
viviendo la solidaridad concreta que nace de ver al otro como hermano.
Amar como Jesús,
con paciencia y pasión,
con coraje y valentía,
con gestos y actitudes,
de palabra y de obra,
con la vida y con la entrega.
Amar como Jesús,
recorriendo los caminos,
saliendo al encuentro,
dando el primer paso,
denunciando lo que está mal,
anunciando lo que Dios quiere (para todos), mostrando con los actos
el rostro del Dios de la Vida y la Justicia.
Amar como Jesús,
en la práctica concreta y real de cada día,
amando en el hoy y ahora,
amando a todos, a través del servicio,
la donación y la entrega de lo mejor de cada uno para el bien de los demás.
Antífona: Ven, Amor de Dios, inunda mi alma. Ven a mí, con fuerza y poder. Ven, Amor de Dios.
Compartir en la noche
En este momento, vamos a tener un ratito para poder escribir en la tarjeta de "Jesús en mi vida" cómo quiero encontrarme y servir a Jesús en mi vida, a la luz de lo vivido y reflexionado en el día de hoy:
Los que queramos, compartimos lo escrito o la experiencia del día (una palabra, una frase).
Al terminar, escuchamos la canción "Tu modo".
Padre Nuestro
Oración final
Implícame, complícame, replícame Implícame a tu manera que sorprende, inquieta e ilusiona.
Que sepa mirar a quien sufre,
está solo y lo pasa mal.
Que sepa acompañar,
cuidar y amar a mi prójimo.
Complícame la vida,
haciéndome apasionado/a de la misión hospitalaria.
Porque el sufrimiento psíquico,
y los gritos de quienes llaman a la puerta han de ser respondidos.
Porque un mundo roto y lleno de estigmas,
que descarta al diferente, al loco,
al viejo, al discapacitado,
no es un lugar cómodo para vivir.
Porque las cosas no son fáciles,
la fragilidad existe y duele.
Complícame, porque esto pasa cuando uno ama.
Replícame cuando ponga argumentos para escabullirme por estar demasiado ocupado en mis actividades y problemas.
Implícame, Señor y complícame,
siendo hospitalario/a hasta la médula.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
Amén.
Oración de la mañana:
Domingo 2 abril
Ven amor de Dios
Ven Amor de Dios, inunda mi alma,
ven a mi, con fuerza y poder.
Ven Amor de Dios.
Introducción
¿Qué celebramos el Domingo de Ramos?
El Domingo de Ramos celebramos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Ese día marcó el comienzo de su última semana sobre la tierra. En ese domingo especial recordamos que Jesús estuvo dispuesto a ir a Jerusalén, aun cuando sabía que allí sufriría hasta la muerte. ¿Por qué lo hizo? Por amor a cada uno de nosotros, «para dar su vida en rescate por muchos» (Mateo 20:17-28).
Entramos en la gran Semana Santa. El misterio de la misericordia entrañable del Padre, los gestos de ternura y de salvación del Hijo y la presencia desbordante de Espíritu iluminan mi vida y cada una de nuestras vidas cotidianas y los dolores y gozos de la humanidad.
En esta mañana nos podemos preguntar también nosotros si deseamos que Jesús pueda entrar triunfalmente en nuestros corazones, si lo dejamos entrar en nuestras vidas?
Salmo: Pobre Dios
Antífona: El amor no dice basta. Amor y más amor, que nunca dice basta.
Ojalá, Señor, te llegue mi voz.
Aquí estoy.
Sin grandes palabras que decir.
Sin grandes obras que ofrecer.
Sin grandes gestos que hacer.
Solo aquí. Solo. Contigo.
Recibiré aquello que quieras darme:
luz o sombra. Canto o silencio.
Esperanza o frío. Suerte o adversidad.
Alegría o zozobra. Calma o tormenta.
Y lo recibiré sereno,
con un corazón sosegado,
porque sé que tú, mi Dios,
también eres un Dios pobre.
Un Dios a veces solo.
Un Dios que no exige, sino que invita.
Que no fuerza, sino que espera.
Que no obliga, sino que ama.
Y lo mismo haré en mi mundo,
con mis gentes, con mi vida:
aceptar lo que venga como un regalo.
Eliminar de mi diccionario la exigencia.
Subrayar el verbo 'dar'.
Preguntar a menudo: «¿Qué necesitas?»
«¿Qué puedo hacer por ti?»,
y decir pocas veces «quiero» o «dame».
Y así sigo, Dios: Aquí,
sin más, en soledad.
En silencio.
Contigo, mi Dios pobre.
José María Rodríguez Olaizola, sj
Antífona: El amor no dice basta. Amor y más amor, que nunca dice basta.
Lectura Evangélica:
Mt. 21, 5-11
Decid a la hija de Sión:
«Mira, tu Rey viene hacia ti
con mansedumbre, sentado sobre un asno, sobre un borrico, hijo de animal de carga».
Los discípulos marcharon e hicieron como Jesús les había ordenado. Trajeron el asno y el borrico, pusieron sobre ellos los mantos y él se montó encima. Una gran multitud extendió sus propios mantos por el camino; otros cortaban ramas de árboles y las echaban por el camino. Las multitudes que iban delante de él y las que seguían detrás gritaban diciendo:
—¡Hosanna al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Hosanna en las alturas!
Al entrar en Jerusalén, se conmovió toda la ciudad y se preguntaban:
—¿Quién es éste?
Éste es el profeta Jesús, el de Nazaret de Galilea —decía la multitud.
Reflexión
Cuando Jesús montado en un burrito avanzaba dirigiéndose a Jerusalén, la gente salía a su paso y alfombraban el camino con sus mantos y sus discípulos llenos de gozo cantaban alabanzas al señor.
Jesús y sus discípulos no estaban solos en el camino de entrada a Jerusalén. Ellos se encontraban entre una multitud de personas que venía a celebrar la Pascua allí. La multitud vio a Jesús sentado sobre el pollino y sobre los mantos de los discípulos. Muchos colocaron sus mantos y ramas de los árboles sobre el camino para que Jesús pasara.
Qué necesito yo hoy preparar en mi, para que Jesús, pase, para que Jesús entre y Reine en mi corazón, en mi vida?
Hoy nos podemos preguntar nosotros como podemos prepararnos, cómo alfombrar nuestro corazón, como lo bendecimos, reconociéndolo como el único rey de nuestras vidas? ¿Cómo rey de reyes y señor de Señores?
Jesús con el gesto de entrar en un pollino, nos está mostrado un reino de sencillez de humildad de cercanía de caminar junto al pueblo.
Este Centro que nos acoge, también nos remonta a cómo entraron nuestros Fundadores: San Benito Menni, San Juan de Dios, como entran cada día quienes ha cogido la antorcha hospitalidad, implicándose con las personas con sufrimiento, reconociéndolas en su dignidad y entregándose por completo para favorecer el cuidado y el bien estar del que más lo necesitaba ayer y lo sigue necesitando hoy. Un reino de humanidad, al estilo de Jesús.
Puede ayudarnos el hacernos algunas preguntas:
A quien dejamos entrar en nuestra vida hoy? A los valores que nos ofrece nuestro mundo, el tener, el poder, la adoración a los ídolos?.. o, ponemos nuestra mirada en lo humilde, en lo que no cuenta, en el otro, que nos da la oportunidad de sacar lo mejor de nosotros mismos?
Padre Nuestro
Oración final
Señor,
haz de mi corazón Tu nueva y eterna Jerusalén.
Entra en mi interior con Tu gloria y majestad.
Conduce Tus pasos al templo de mi corazón,
y allí, derriba toda mentira, vanidad y egoísmo,
toda soberbia, arrogancia y miseria
que me separan de la verdadera esencia
que habita en mí.
Torna sagrado este templo, por Tu Presencia,
por Tu Verbo y por Tu Corazón.
Que Tus Palabras encuentren eco en mi interior
y, por los siglos de los siglos,
resuenen en mi consciencia
y se tornen Vida en mi vida.
ADORACIÓN:
Domingo 2 abril
Introducción
Si el motor y el fin de toda la vida es el Amor de Dios, la forma en la que ese amor se manifiesta y se alimenta es a través del amor a los demás y del deseo de reconocerles como hermanos y de servirles. Ese debe ser el criterio de nuestra vida y nuestro actuar. Que, en nuestra familia, en nuestros estudios, en nuestras actividades, nuestras relaciones personales, esté siempre presente la misericordia.
Decidirse a vivir así, en clave de hospitalidad, tiene un efecto inmediato en nuestra vida y en todas nuestras relaciones, tanto con los demás, como con Dios.
Sin embargo, esta forma de vivir, requiere poner en juego todas nuestras capacidades y talentos, y estar abiertos y dispuestos a recibir aquellos que Dios nos quiera regalar por medio de su Espíritu.
Usemos y disfrutemos de nuestra libertad para llenar nuestra vida de un nuevo color, al descubrir esta nueva manera de vivir, escapando del egoísmo, el enfado, la soberbia y dejándonos seducir por la mirada mansa y humilde de Jesús.
Getsemaní
Para que mi amor no sea un sentimiento
Tan sólo de deslumbramiento pasajero
Para no gastar mis palabras más mías
Ni vaciar de contenido mi te quiero
Quiero hundir más hondo mi raíz en Ti
Y cimentar en solidez éste mi afecto
Pues mi corazón que es inquieto y es frágil
Sólo acierta si se abraza a tu proyecto
Más allá de mis miedos
Más allá de mi inseguridad
Quiero darte mi respuesta
Aquí estoy
Para hacer tu voluntad
Para que mi amor sea decirte sí
Hasta el final
Duermen su sopor y temen en el huerto
Ni sus amigos acompañan al maestro
Si es hora de cruz, es de fidelidades
Pero el mundo nunca quiere aceptar esto
Dame comprender, Señor, tu amor tan puro
Amor que persevera en cruz, amor perfecto
Dame serte fiel cuando todo está oscuro
Para que mi amor no sea un sentimiento
Más allá de mis miedos
Más allá de mi inseguridad
Quiero darte mi respuesta
Aquí estoy
Para hacer tu voluntad
Para que mi amor sea decirte sí
Hasta el final
No es en las palabras ni es en las promesas
Donde la historia tiene su motor secreto
Solo es el amor, en la cruz madurado
El amor que mueve a todo el universo
Pongo mi pequeña vida hoy en tus manos
Por sobre mis seguridades y mis miedos
Y para elegir tu querer y no el mío
Hazme en mi Getsemaní fiel y despierto
Más allá de mis miedos
Más allá de mi inseguridad
Quiero darte mi respuesta
Aquí estoy
Para hacer tu voluntad
Para que mi amor sea decirte sí
Hasta el final
La Cuerda Auxiliar
Vives en cajas de metal
Miras con los ojos del que no ha aprendido a odiar
Y en tu cicatriz un incondicional
Entro en tu palacio de cristal
Noto en mis entrañas tu presencia colosal
Quiero darte todo, pero siempre un poco más
Aunque te conformes con mi debilidad
Y siento que me puedo ahogar, si no me lanzas la cuerda auxiliar
Y dime si seré capaz de cruzar el mar que nos separa sin naufragar
Nunca he visto nada similar
Curas con tu sangre mi vacío existencial
Vienes a sacarme del ojo del huracán
Aunque yo te acuse de ser la tempestad
Y siento que me puedo ahogar, si no me lanzas la cuerda auxiliar
Y dime si seré capaz de cruzar el mar que nos separa sin naufraga
Y he encontrado morada en tus palabras y un hoga
Solo arrodillado frente un trozo de pa
Vengo a que me expliques la parábola en la cua
Me olvido de todo y me atrevo con tu pla
Y siento que me puedo ahogar, si no me lanzas la cuerda auxilia
Y dime si seré capaz de cruzar el mar que nos separa sin naufragar
Lectura Evangélica:
I Pedro 4, 7-11
Se acerca el fin del universo: sed, pues, sobrios y moderados para poder orar. Ante todo, mantened tenso el amor mutuo, pues el amor cubre una multitud de pecados. Practicad la hospitalidad mutua sin murmurar. Cada uno, como buen administrador de la multiforme gracia de Dios, ponga al servicio de los demás el carisma que haya recibido. Si habla: como si pronunciara oráculos de Dios; si sirve: como con la fuerza que Dios otorga; de modo que en todo sea glorificado Dios por medio de Jesucristo. A quien corresponde la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Qué bien se está cuando se está bien
Qué bien se está cuando se está bien
Tú me lo has enseñado
Y tengo prisa en amarte
¡Qué bien se está contigo!
Qué bien se está cuando se está bien
Tú me lo has enseñado
Y tengo prisa en amarte
¡Qué bien se está contigo!
Amando, adorándote, Señor
Riendo, sirviendo con amor
Consolado en mi interior
Arrodillado ante ti, ante el hermano
Ante Cristdisfrazado del que sufre en soledad
Arrodillado ante los pobres de las "Calcutas" de mi ciudad
Ante los pobres que visten a la moda, pobres de falsedad
Arrodillado ante universitarios sedientos de amor
Qué bien se está cuando se está bien
Tú me lo has enseñado
Y tengo prisa en amarte
¡Qué bien se está contigo!
Qué bien se está cuando se está bien
Tú me lo has enseñado
Y tengo prisa en amarte
¡Qué bien se está contigo!
Quiero qe me gustes más, Señor
Que me atraigas tú
Que me seduzcas, que me enamores tú
Que resultes irresistible
Que seas mi único tesoro, Tú, el más bello de los hombres
Arrodillado ante los pobres de las "Calcutas" de mi ciudad
Ante los pobres que visten a la moda, pobres de falsedad
Arrodillado ante universitarios sedientos de amor
Qué bien se está cuando se está bien
Tú me lo has enseñado
Y tengo prisa en amarte
¡Qué bien se está contigo!
Qué bien se está cuando se está bien
Tú me lo has enseñado
Y tengo prisa en amarte
¡Qué bien se está contigo!
No olvidaré tus cinco palabras: "A mí me lo hicisteis"
Gracias, porque puedo confiar en ti Señor, mi Dios
Qué bien se está cuando se está bien
Tú me lo has enseñado
Y tengo prisa en amarte
¡Qué bien se está contigo!
Qué bien se está cuando se está bien
Tú me lo has enseñado
Y tengo prisa en amarte
¡Qué bien se está contigo!
El abrazo
Quiero poder
Cerrarte en un paréntesis de brazos
Entrelazando los míos con los tuyos
Quiero crear
Contigo un círculo sin afueras
Incluir en el movimiento la mundo entero
Y prestarte mi cuerpo
Para este abrazo eterno
Invitame a entrar en ese abrazo
Y aprendí en esta escuela
Dejando la indiferencia
Viviré de rodillas y abrazado
Dejando las diferencias
Viviré de rodillas y abrazando
Quiero apretarte
En el vientre de tu madre aún no nacido
Siendo hombre ensangrentado y crucificado
Quiero abrazarte
En la blanca hostia y en la vida que me has dado
En el sufriente y en quién tengo al lado
Siendo siempre tu prójimo y necesitado
Invitame a entrar en ese abrazo
Y aprendiz en esta escuela
Dejando la indiferencia
Viviré de rodillas y abrazado
Dejando las diferencias
Viviré de rodillas y abrazando
Dejando la indiferencia
Viviré de rodillas y abrazado
Dejando las diferencias
Viviré de rodillas y abrazando
Bendito
Bendito sea Dios, su santo nombre
Bendito Jesucristo, Dios de carne
Bendita creación que enmoró a su Creador
Bendito deseado y deseante
Bendito sea Dios su ardiente corazón
Su preciosa sangre, su presencia
apasionada en el altar
Bendito el Espíritu libre y amante
Bendita la Madre de Dios, José, los
ángeles, los santos
Bendito Cristo entre nosotros:
¡¡su familia!!
Uuuuuuuuuuuuu
Que da la vida
¡¡Bendito sea Dios que da la Vida!!
Oración de la noche:
Domingo 2 abril
Ven ahora (Somos Sión)
Ven ahora, Santo Espíritu,
ven y toma tu lugar.
Somos Sión, Tú eres Rey,
ven y úngenos Señor,
ven ahora, ven a mí.
Introducción
Al final del día, venimos ante Ti para ofrecer nuestro corazón y nuestra vida.
Lo que hemos visto, oído y vivido, lo compartimos y lo rezamos para que se haga experiencia de tu amor en nuestra vida.
Himno
Gracias, porque al fin del día
podemos agradecerte
los méritos de tu muerte,
y el pan de la eucaristía,
la plenitud de alegría
de haber vivido tu alianza,
la fe, el amor, la esperanza
y esta bondad de tu empeño
de convertir nuestro sueño
en una humilde alabanza.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo para dar la vida
Antífona: Ven, Amor de Dios, inunda mi alma. Ven a mí, con fuerza y poder. Ven, Amor de Dios.
Señor, dame la valentía
de arriesgar la vida por ti,
el gozo desbordante
de gastarme en tu servicio.
Dame, Señor, alas para volar
y pies para caminar al paso de los hombres.
Entrega, Señor, entrega para «dar la vida»
desde la vida, la de cada día.
Infúndenos, Señor,
el deseo de darnos y entregarnos,
de dejar la vida
en el servicio a los débiles.
Señor, haznos constructores de tu vida,
propagadores de tu reino,
ayúdanos a poner la tienda en medio de los hombres
para llevarles el tesoro
de tu amor que salva.
Haznos, Señor, dóciles a tu Espíritu
para ser conducidos
a dar la vida desde la cruz,
desde la vida que brota
cuando el grano muere en el surco.
Antífona: Ven, Amor de Dios, inunda mi alma. Ven a mí, con fuerza y poder. Ven, Amor de Dios.
Compartir en la noche
Hoy hemos visto, compartido y tocado distintas pobrezas, sobre las cuales el Reino de Jesús quiere dar sentido, esperanza y alegría. Es fácil y bonito ver como una persona que sufre una enfermedad, que no se puede mover, que ha vivido la miseria, el desprecio, la pobreza y la soledad, recibe con verdadero gozo la alegría de Jesús que hoy hemos compartido con ellos, a través de nuestro tiempo y nuestra presencia.
Pero la invitación de este rato es reflexionar acerca de mi vida, de aquellas cosas que me hacen vivir "enfermo", sin capacidad de levantarme, en la miseria, el desprecio, la pobreza y la soledad.
Dejamos unos minutos para pensar en mis pobrezas y "enfermedades".
En la tarjeta de hoy, "el Reino de Jesús", escribo dónde necesito que reine Jesús en mi vida.
Jesús, necesito que tu reino se haga presente en...
Padre Nuestro
Oración final
Señor, cuando tenga hambre,
dame alguien que necesite comida;
Cuando tenga sed,
dame alguien que precise agua;
Cuando sienta frío,
dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra,
dame alguien que necesita consuelo;
Cuando mi cruz parezca pesada,
déjame compartir la cruz del otro;
Cuando me vea pobre,
pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo,
dame alguien que precise de mis minutos;
Cuando sufra humillación,
dame ocasión para elogiar a alguien;
Cuando esté desanimado,
dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan,
dame alguien que necesite de mi comprensión;
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí,
dame alguien a quien pueda atender;
Cuando piense en mí mismo,
vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
Dales, a través de nuestras manos,
no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.
Madre Teresa de Calcuta
Oración de la mañana:
Lunes 3 abril
Ven amor de Dios
Ven Amor de Dios, inunda mi alma,
ven a mi, con fuerza y poder.
Ven Amor de Dios.
Introducción
Hoy es el último día de la Pre-Pascua, y como todas las mañanas iniciamos con la oración en comunidad.
En esto bebemos de la experiencia de los Hermanos y las Hermanas Hospitalarias, que viven, sirven y oran en comunidad.
En esta mañana nos fijaremos en las llamadas que nos hace Jesús, a nosotros mismos. Al igual que en el evangelio, Jesús viene a tu casa (ayer decidimos dejarle entrar y tocar nuestra vida) y esto causa en nosotros diferentes respuestas. Una de ellas es la de María, que se decide a servir.
Es un servicio que da descanso, que genera un buen ambiente, que perfuma a su alrededor. Y por otro lado tenemos la figura de Lázaro, en la cual profundizaremos un poco más.
La oración no terminará en este rato. Toda la mañana será una experiencia de oración, servicio y comunión, que, por su misma naturaleza, no pueden estar desligadas unas de otras, terminando con el envío, la llamada a levantarnos coger nuestra propia camilla, y caminar.
Esta mañana integrará todas estas caras de una misma moneda, la caridad, la Hospitalidad.
Salmo adaptado
Antífona: Si consideraseis lo grande que es la misericordia de Dios, nunca dejaríais de hacer el bien mientras pudieseis.
Señor, dame la valentía
de arriesgar la vida por ti,
el gozo desbordante
de gastarme en tu servicio.
Dame, Señor, alas para volar
y pies para caminar al paso de los hombres.
Entrega, Señor, entrega para «dar la vida»
desde la vida, la de cada día.
Infúndenos, Señor,
el deseo de darnos y entregarnos,
de dejar la vida
en el servicio a los débiles.
Señor, haznos constructores de tu vida,
propagadores de tu reino,
ayúdanos a poner la tienda en medio de los hombres
para llevarles el tesoro
de tu amor que salva.
Haznos, Señor, dóciles a tu Espíritu
para ser conducidos
a dar la vida desde la cruz,
desde la vida que brota
cuando el grano muere en el surco.
Antífona: Si consideraseis lo grande que es la misericordia de Dios, nunca dejaríais de hacer el bien mientras pudieseis.
Lectura Evangélica:
Juan 12, 1-11
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa.
María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice:
- «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?»
Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando. Jesús dijo:
- «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; por que a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis.»
Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.
Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.
Reflexión
Decidieron matar también a Lázaro, porque muchos, por su causa, creían en Jesús.
Levántate, Él te espera. Recordamos que este es el lema que nos acompaña en la Pre-Pascua. Ya en el primer día hacíamos referencia a Lázaro, como el ejemplo a través del cual el Señor nos llama a la vida. Jesús se atreve a asumir los sufrimientos que nos acompañan, nuestras pobrezas y debilidades: nuestra muerte. Jesús desea un trono concreto para reinar en tu vida: tu propia Cruz. Esa camilla que hemos ido descubriendo poco a poco, y que no tenemos forma de levantar y asumir por nosotros mismos. Ése es el trono que quiere hoy Jesús. ¿Te atreves a entregárselo?
En el día de hoy, la Iglesia nos presenta en el Evangelio del día, los signos que desprende la resurrección de Lázaro, y el efecto que tiene en los demás: "por su causa se les iban y creían en Jesús".
Quizás estamos empezando a descubrir el poder sanador que tiene nuestra comunión con Jesús, cuando dejamos que sea cada vez más Él y menos nosotros los que llevamos las riendas de nuestra vida; cuando optamos por actuar al estilo único de Jesús; cuando nos acercamos al que menos tiene, al más despreciado; cuando en medio de la discusión, de la violencia y la indiferencia, soy capaz de poner paz, cercanía y comprensión.
Estoy llamado a la vida, y por eso Jesús me regala una Cruz que sólo con su VIDA puede ser superada.
Pero aún hay más, estoy llamado a que esa vida que Dios me regala sea luz en medio del mundo, que sea motivo de conversión para muchos corazones, simplemente por la grandeza de la misericordia de Dios, la cual he experimentado, y ardo en deseos de llevarla a cada rincón.
Tu misericordia
El día al día le pasa su mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.
Tu misericordia, Señor, llena la tierra,
úsame para llevarla a cada rincón.
Llevaré tu misericordia a la universidad
y entraré en el corazón de cada amigo,
y con la fuerza del espíritu diré
La misericordia
ha entrado en esta casa
La misericordia
ha entrado en esta casa
Levántate y anda.
Llevaré tu misericordia a la universidad
y entraré en el corazón de cada amigo,
y con la fuerza del espíritu diré
La misericordia
ha entrado en esta casa
La misericordia
ha entrado en esta casa
Levántate y anda.
Dame bendición para cualquiera.
No me importa sangrar,
solo quiero que
de tu amor sin límites,
que tu ser nos sane.
Úsame para traer
hoy tu ternura.
Que mis ojos vean todo belleza,
descubriendo, el rostro de cada uno.
Que mis oídos escuchen los gritos
mudos del prójimo.
Que mi boca, manos y pies
transmitan tu ternura.
Y que mi corazón
sienta en carne viva ,
sienta en carne viva,
s
La misericordia
ha entrado en esta casa
La misericordia
ha entrado en esta casa
Levántate y anda.
DINÁMINA:
Lunes 3 abril
Vamos a dejar que resuene esta oración en nuestro interior e intentaremos reflexionar, de la experiencia de la Pre-Pascua, qué ha significado para mi, a que me lleva a dar gracias, y a qué compromisos me lleva.
Hacemos grupos pequeños y dedicamos un espacio inicial para reflexionar a nivel individual estas preguntas.
(5/10 min. aprox.)
Posteriormente compartimos en grupo las respuestas de cada pregunta.
(hasta las 10:45 aprox.)
Por último escribimos en el papel "Jesús nos promete la VIDA", aquellas formas en las que yo voy a compartir esa vida recibida con los demás.
Envío:
Lunes 3 abril
Introducción
Tras los días intensos que hemos vivido, con todas las experiencias que hemos podido vivir y también compartir, os invito a rebobinar al viernes a la tarde en la oración inicial de la noche en la que se nos invitaba a preguntarnos?
· Lo peor de estar aquí
· Lo bueno de estar aquí
· Lo mejor de estar aquí…
El Sábado se nos invitaba a preguntarnos quién es Jesús para mi? A reconocerle a través de tantos signos…
El Domingo Os invitamos a iniciar esta semana Santa acompañando a Jesús y preparando nuestro corazón para que pueda entrar como Rey y Señor, pero desde la clave de la humildad y el servicio, poniendo en el centro de nuestra vida a la persona que sufre al estilo de otros testigos que hoy son para nosotros referentes.
La tarde del domingo nos introdujo en el jueves Santo. Cada uno se lleva en la mochila todo lo vivido y la invitación que nos ofrecía el hermano Juan Antonio;
“Levántate, coge tu camilla y echa a andar”.(Jn 5,1 ss)
Lectura Evangélica:
Mt. 5, 13-16
«Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres”.
«Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres.
.«Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte.
Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa.
Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Reflexión
Qué dicha la nuestra, la de ser considerados por el Maestro el ser sal de la tierra y luz del mundo. Cuánta responsabilidad deposita en nuestra vida, porque Jesús no dice “tienen que ser”, sino “son”. Y lo somos porque hemos entrado a formar parte de su reino y, desde ese momento, nuestra vida se ha de asociar con Él. Sus valores han de ser los nuestros.
Somos sal: ésta aparece como un elemento humilde en la condimentación de los alimentos. Se funde en ellos dándoles sabor. Ser sal es dejar que la acción del espíritu por medio de nuestra acción, discreta, humilde, pero real, se expanda e impregne nuestras acciones.
Somos luz: gracias a la luz podemos distinguir la realidad que nos rodea. Nos facilita desenvolvernos en ella con facilidad. Ser luz para otros es dejar que los valores de Jesús se manifiesten en nuestra vida y orienten nuestro camino. No caminamos en la noche. Seguimos a alguien que va con nosotros manifestando por dónde debemos seguir. Viviendo así, nos convertimos en luz para los otros. También facilitando a los demás el conocimiento de este Jesús que a nosotros nos motiva. Hay muchos momentos en que esto podemos llevarlo a cabo, desde nuestra relación más cercana, hasta nuestra actitud general ante la vida y los acontecimientos.
Ahora es tiempo de ser sal y luz para comprometernos con Cristo, Cómo se ha acercado a mí Jesús en estos días y donde me llama e invita a ser esa sal y esa luz, que ya vive en mí.
Gesto
No se nos entrega una luz para ocultarla sino para alumbrar.
Ahora a cada uno de nosotros se nos va a entregar un símbolo, (linterna), con el deseo de que ella nos recuerde lo que El Señor ha puesto en nuestro corazón en estos días a través de su Palabra, la palabra de los otros, incluso los silencios, la naturaleza, su presencia encarnada en la vida de los pacientes a los que hemos podido acompañar, acoger, escuchar….
Dejaremos un espacio para que cada uno, pueda expresar como mínimo una palabra de la experiencia que se lleva de lo vivido aquí estos días y si lo desea a que compromiso le lleva?
Enciende una luz, déjala brillar
La luz de Jesús que brille en todo lugar
No la puedes esconder, no te puedes callar
Ante tal necesidad, enciende una luz en la Hospitalidad
Oración final
En medio de la tiniebla
se enciende una risa
que despide el invierno
de penas y fríos.
Se prenden hogueras
que reavivan
los cuerpos entumecidos.
Una palabra tierna
rompe el silencio opresivo
y el diálogo brota al fin,
a borbotones.
Arde una lámpara
que vacía las sombras
de fantasmas y miedos.
Dos amigos sellan la paz
con un beso, y acaban
con años de rencor y heridas.
En una mesa bien provista
nadie queda fuera.
Somos risa y fuego,
palabra y lámpara,
beso y mesa,
luz del mundo, hermanos,
nacidos para iluminar la tierra.
José María R. Olaizola sj
Oración final
Que estos días vividos en fe y amistad
nos recuerden siempre
que debemos vivir alegres porque Aquel que más nos ama
ha muerto
y resucitado por nosotros.
Que estos días brillen siempre en la noche gris,
porque ahora mejor que nunca sabemos que…
¡JESÚS HA RESUCITADO!
Enciéndeme
Hoy quiero señor, ponerlo todo en tu presencia
Darme hasta gastarme contigo y por ti
Hoy quiero, señor, ponerlo todo ante tu puerta
Para en todo amarte y servir
Enciéndeme y deja arder donde haga falta
Enciéndeme y déjame ser tu luz
Y así poder llevarte hasta todas las almas
Saciar la sed que tienes tú, desde la cruz
Hoy quisiera, madre poner todo en tu presencia
Darme hasta gastarme, decirle que si
Hoy te pido madre, que dejes mi puerta abierta
Para en todo amarle y servir
Enciéndeme y déjame arder donde haga falta
Enciéndeme y déjame ser tu luz
Y así poder llevarte hasta todas las almas
Saciar la sed que tienes tu, desde la cruz